viernes, 7 de agosto de 2015

Todo lo que escribí mientras dormías


8:53 a.m.: Guapa.

8:54 a.m.: Me encanta ahí dormida. No sé como he podido estar tan ciego. Creo que todos los días me voy a despertar temprano, antes que ella, para ver este momento.

8:55 a.m.: La quiero.


8:57 a.m.: Me encantan sus labios. Su boca dormida, suave. Me encantan sus dientes. Rectos, blancos. De mujer que se cuida en detalles.
8:59 a.m.: Me dijo que la despertara a las nueve. No puedo ¿Y si está soñando? ¿Y si le molesta?

9:03 a.m.: Aún no me he atrevido a despertarla.

9:05 am.: Me fijo en su pelo esparcido por la almohada y las sábanas blancas. Su pelo largo, rubio, que no entiende de orden. La ropa que hay esparcida por el suelo tampoco.

9:10  a.m.: Con su brazo, ha dejado por un momento de abrazar la almohada y me ha buscado por su alrededor sin abrir los ojos. Al ver que no estaba se ha girado. Ahora le veo la espalda, desnuda.

9:15 a.m.: Voy a prepararle el desayuno. Zumo de naranja. Una pieza de fruta. Pan tostado. Mantequilla. Agua. Un sobre con una carta dentro. En ella un escrito titulado: "Todo lo que escribí mientras dormías."

9:18 a.m.: Con media cara tapada por la almohada, me mira. Sonríe. Vuelve a cerrar los ojos. Los abre. Ríe de nuevo. Voy a besarla. Sí, voy a besarla...

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