sábado, 25 de abril de 2020

Tonterías

Soy de los que se apunta a cualquier tontería. Soy de los que se apuntan a cualquier contigo, a todos esos junto a ti. Soy de los que se ríen de sí mismos por tal de verte sonreír, llorar de la risa, ser felices. Y soy de los que hacen el amor suave, el amor salvaje y el amor en silencio, sin decir, con cuál atacar tu piel de los tres. Soy de los que te acompañan hasta el infierno y se queman por ti.

Soy de los que se apuntan a cualquier pelea de cojines, a cualquier hamburguesa en el coche, a cualquier viaje de ida. Y de los que se guardan las palabras, las frases, los momentos, y te los convierte en sorpresa, en detalle sin avisar, en fecha sin enmarcar en el calendario. Soy de esos tontos que se quieren mucho, que se quieren bien. 

Soy de los que se apuntan a cualquier tontería y te las acompaña con chocolate, caramelos y prosa. Soy de los que se apunta a un bombardeo, a un vente. Y soy de los que van, de los que lo dejan todo por cualquier tontería, por cualquiera tan loca como yo. 

Soy de los que hacen el amor a tonterías, de sexo en sitios prohibidos, de amor sin cadenas, de orgasmos sin dueño. Soy de los que repiten postre, cama y fresas. Y de los que desnudan dando masajes, de los que muerden cuello, de los que se acaban el vino y se emborrachan de ti.

Yo soy de los que se apuntan a cualquier tontería, de los que se imaginan más de lo que se vive, y disfruta viendo como te escondes de cualquier miedo en mi pecho, de cualquier pesadilla en mi cama. 

Yo soy de todas esas tonterías donde tú te declarabas culpable de acercamiento, y me dejaba la piel en cada beso, poniéndome los vellos de punta en cualquier roce, buscándote los labios en cualquier descuido de esos.

Por eso me encantas cuando llegas con tus ilusiones, tus caprichos, tus locuras.
Y me conviertes en protagonista de todas ellas.
Haciéndome ver que el querer era tan fácil,

Como hacer tonterías. 

viernes, 24 de abril de 2020

Mitomanía

Me lo creí. Nos los creímos. Fuimos prisioneros de nuestras propias mentiras. Y caímos en el enredo de que todo lo que fabulábamos fuese verdad. Nunca un subjuntivo nos hizo tanto daño, nunca antes una conjugación terminó tan de golpe contra todas nuestras falsas verdades.

Pero ahí estabas, en la mitad de una bonita tormenta de verano, rompiendo el caos en el que estaba inmerso. A ponerme los sentimientos patas arriba, buscándome sin quererme encontrar. Y yo, inmóvil te escuchaba todas esas promesas por cumplir. A empaparme de tus amores de Roma, de verte en Brasil buscando tiempo, de irme a la India agarradito de tu mano para dejarme en un amanecer que nunca soñamos. Leía tu voz, tomaba apuntes de todos esos sueños que querías hacer realidad. Mis heridas cicatrizaban por ti, que ni venías a curarme ni supiste que estaba herido.

Y descubrí contigo que el equilibrio es imposible, que una vez más te colabas en el centro de la balanza a destrozar el punto de partida, a pronunciar mi nombre con otro acento, con otra intención, con otro sabor. Y roto, me veía como quería más, más de ti, más de algunas de tus utopías que me llevaban contigo a cualquier rincón donde pudiera imaginarnos que estuviésemos allí. Fotos que nunca nos hicimos, viajes que nunca olvidaremos, besos que nunca fueron dados, mentiras que nunca supieron a tanta verdad.

Que de todas esas que me creí la que más me gustó fue la de "Te dejo". Porque siempre me lo habían dicho con mucha verdad, perdiendo toda la ilusión porque fuese una gran mentira. Otro subjuntivo al que mimar. Todas esos ojalá para que nos volviéramos a encontrar, porque aunque tú no creas en las casualidades, yo me monté en el tren de las intencionalidades sin avisar.


Me gusta nuestra mitomanía, esa en la que,
Mientras tú contabas verdades,
Yo me mentía un poquito más, diciéndome a mí mismo,

No me voy a enamorar, no me voy a enamorar...

domingo, 12 de abril de 2020

Burriana

Siempre he sentido este nombre como un azaroso colchón de mis sentimientos. Más de una vez he caído entre sus brazos. Y puedo decir que no lo conozco, que nunca he recorrido sus calles, que nunca le he besado. Quizás sea la ilusión de volver a escucharlo lo que me hace preguntarme si hubiera otra forma de amar a las que ya he conocido.

Me suena a abrazo. Y es que, cada vez que nos hemos fundido en uno, no nos hemos querido soltar. Sabiendo además que después vendría un largo periodo de tiempo sin vernos, sin hablarnos, sin tocarnos. Me sabe a cerveza, a compañía, a risas. Y me puse a recordar y me di cuenta de que no me dio ningún mal recuerdo.

Pero Burriana me sabe también a distancia, a la maldita distancia, a folio en blanco, a cosas en el tintero. Y entonces me aferra a la duda de si debiera tocarle los labios, si debiera ser osado, atrevido, aventurero. Y hacer noche en sus tabernas, en sus miedos. Que siempre he pensado que pudiera ser compañera, vida, deseo, izal.

No sé, quizás, como le dije en algún texto, Burriana siempre ha sido sinónimo de irse. De amor que se va. Que siempre que hemos coincidido en el tiempo hemos sido de habernos dejado leído mucho tiempo, y que ya el destino dirá. Quizás Burriana sea escapatoria, vía libre a probarse de verdad. 

Burriana me sabe a promesa, promesa de nunca fallar. Que sin alardes ni florituras, ha estado ahí para sonreírme una vez más. Sin pedir nada a cambio, nunca, ni si quiera cuando más le podía dar. Quizás Burriana sea eso, el sitio donde saben guardarme contra todo mal, donde saben cuidarme de verdad. Y choca con la idea de que cada vez que nos hemos cruzado todo ha sido tan efímero, que como es posible que pueda dedicarle tres o cuatros párrafos más.

No sé, quizás Burriana sea ella,

Y su sonrisa cuando nos volvemos a encontrar.

domingo, 5 de abril de 2020

Ojalá te llegue esta carta


He sentido miedo al pensar que te marchabas. Como tantas otras veces, sentí eso que viví en amores pasados. Me dejaban varado en la orilla como un viejo barco de mar. Ahí, anclado en la arena, sin patria, sin rumbo, sin fuerza. He sentido miedo de perdernos. De que se acabó lo que se daba. Llegó otro mejor que yo, otros sueños, otra habitación.


Y ahí me quedaba. Una vez más roto en doce pedazos. Recogiendo los trocitos aún aprovechables de mi ya agónica esperanza de encontrar el amor. Otra vez a levantarse, sin ayuda. Viendo como te alejabas agarrada de la mano de otro que esperó y llegó hasta oler sangre. Y en ese momento fue cuando atacó.

Me levanto encerrado en cuatro paredes que ya no te huelen, que ya no te miran. Guardo las fotos en un cajón donde mirabas mis letras, mi cara, mi futuro. Sorprende como en un instante de tiempo, eso ya es pasado, pasado reciente, del que duele, amor blanco y negro de cajas al desván, de pierde el último, de volver a empezar.

He sentido miedo a perderte. A que, lejos, ya no sientas lo mismo. Decían, viejos lobos de mar, que la distancia es cruel para quien la olvida, para quien no recuerda su fiereza. Dicen que es cruel con quien sueña, con quien ama a centímetros de longitud.

Quizás por eso me sienta tan mal este confinamiento. Olvidé que era estar lejos de ti, y ahora,

No dejo de pensar,
Que algún día,
tenga miedo de volver,
y que ya no estés donde te dejé.

Ojalá te llegue esta carta.

Ojalá nunca tuviera que firmarla.