martes, 24 de mayo de 2016

Es él

Es él. Esa fue la justificación que dijo cuando le preguntaron por su amor. La certeza de que estaba enamorada con dos simples palabras: Es él. No bastó más. Todos los que habíamos allí nos dimos cuenta de que no hacía falta ninguna coma, ningún punto, ninguna palabra más. Y ahí entonces entendí el amor.

Me di cuenta de que se casaban, no porque se querían, que también, sino porque eran ya, desde hace mucho, ellos. Juntos. Y no sólo ellos, es que eran ellos y dos personitas que habían unido por caprichos del destino en un hogar que ahora, a partir de ya, se podría llamar matrimonio.

Una palabra que a fin de cuentas, sobra. Porque si se quieren que más da como se titule. Se quieren, y
no del sinónimo amarse, sino que se quieren cuidar, que se han propuesto educar en armonía, dar vida, luchar, como lo venían haciendo pero ahora ya sin armas, más que las manos y ganas. Empezar a mimar el detalle de darse un buenos días más. A partir de ya, se han propuesto ser un "nosotros" muchísimo más fuerte que cualquier "tú y yo".

Me di cuenta de que a veces lo importante no es quererse, es soportarse. Que en los peores momentos siempre haya una tregua que cicatrice. Un alma casi gemela que nos bese tanto como nos regañe. Me sorprendió su entereza cuando pronunció con dos palabras todo su amor. Y como lo personificó en décimas de segundos en aquel hombre que a pocos días de estas letras le había pedido formalizar lo que ya era casi un hecho. 

Que era él. Que era ella. Y que por consiguiente, si el amor de sus vidas tuviera conjugación, la única sería esa:

Sí, quiero.

jueves, 19 de mayo de 2016

La Sonrisa de Tus Fotografías


Fue lo primero que me llegó de ti: imágenes. Trazos pincelados y coloridos de tu figura. De tus momentos para el recuerdo. Fotos donde eras protagonista de un paisaje, al menos para mí, secundario. Ahí donde se te podía observar con total delicadeza y calma. En esos finitos retratos pasando uno tras otro, intentaba comprender por qué la atracción hacia tus formas era directamente proporcional a tu ser. Muchísimo más ser que el mío. Muchísimo más tu estar que mi presencia. Muchísimo más, tu parecer.

Sí. Te he buscado en las fotos, deseando que éstos recobraran vida a modo de hologramas futuristas y observar cómo caminabas por el paseo marítimo de fondo, cómo posabas tras ese montón de rosas, o ver cómo sonreías a cámara sin pensar yo, en otra cosa que no fueran tus palabras, tu cara, tu boca, tu mirada.

Y sí. Estoy enamorado del color de tu piel. Del marrón de tus ojos. De las formas de cualquier milímetro cuadrado de tu tez. Me he contagiado de tu presencia tanto que calmo tu ausencia en las fotos que dejas ver.

Todo tan deprisa, tan rápido como actúa mi corazón que no caía en la cuenta que esas instantáneas decían de ti muchísimo más que lo que fotografiaban. Y es que, al igual que en el amor, no es más importante lo que se ve que lo que se esconde. No es que eras guapa en las fotos. Es que te hacían guapa cada vez que alguien apretaba el botón de esa cámara para fotografiarte.

Y que no era yo el que paseaba contigo por ese jardín. El que en tus fotos se escondía tras tu sonrisa a cámara. Inmediatamente  las fotos planeaban por el aire hasta caer. Quedando aleatoriamente esparcidas por la alfombra de mi habitación, observé como algunas quedaban dándome la espalda. Pensé que no eran mías.

Ni tuyas. Quizás eran de otro. Y fotografiaban,
que no eras para mí.

viernes, 13 de mayo de 2016

Volver

Y todo porque te vi leer. Así fue como volví a escribir. Porque me recordaste que sin besos hay amores que llegan a ilusionar. Que sin palabras, incluso, hay aún corazones, como el mío, que se estremecen. Volví a buscarme la musa que tanto andaba buscando y te encontré lejos de mí, sin mediar amistad, ni si quiera unas palabras. 

Fue a mitad de un saludo cordial, con tu nombre bajo un susurro que sonaba a antaño pero con una melodía distinta que inmediatamente hicieron a mis ojos dejarse caer hasta tu boca. Ahí sonreíste. Y entonces por esa sonrisa quedaron escritas estas palabras. Grabadas por una inusual mirada hacia tu voz que despedía ese fugaz momento donde te conocí.

Así fue como empecé a escribirte. Por si me leías que al menos vieras que estaba hoy, escribiendo de un nosotros. Aunque nunca fuésemos juntos a ningún lado, aunque fuera demasiado pronto o aunque nunca llegues a saberlo. Esta temporada empieza con tu nombre aunque yo siempre te lo negaré. Por las circunstancias, por las formas, pero sobretodo por el fondo. El que me dejabas cada día que no te veía. Que te buscaba y no te encontraba.

Así, de esa manera, vuelvo al lugar que nadie me creyó conseguir. Ese rincón donde te asomas a escondidas a buscar enamorarte por mi espalda. Aquí donde sacio tu curiosidad con lo que más te gusta hacer: Pasar página de un misterioso y nuevo capítulo que hoy título 'Volver'.

Porque me fui por falta de ilusión. Pero volver,...

Volver he vuelto por ti.