martes, 29 de enero de 2019

El amor es suerte

"El amor es suerte" - le decía yo, una de esas mañanas tontas sin reloj. Tirar los dados a ver que sale. Un cara o cruz de gustos que si conjuntan, mejor que mejor. Un fiero bandido sin sentimientos. De esos que vienen luego. Cuando ya se ha apostado todo a labios. Cuando ya se ha besado bien besado, a saco roto.

El amor es un número. Una intuición al doce. Todo al rojo. Y tener la fortuna de que la bolita caiga justo ahí. En una ruleta que encaja coincidencias con sino. El amor es suerte. Estar en el momento, en el sitio, en el lugar. Y que todo salga a pedir de bocas. No me preguntes cómo pero, estando roto, intentar recomponerse con suerte, con otras manos, con otra mirada, con otros ojos, una vez más.

El amor es arriesgarse. Dejarlo caer en un texto, en una frase, en un like sin mala intención. Un sin querer que a veces sale. De estos que sin previo aviso te deja en leído, muy bien leído. El amor es todas esas noches que solita te cogías el móvil y a escondidas corrías a buscarme, aquí, sabiendo que, podrías perderlo todo al mejor postor.

El amor es perderse. Haberse perdido mucho. Una apuesta insegura que compensa lo perdido por todo lo que queda aún por ganarse. El amor es anárquico. Sin planes. Un puro éxtasis a la algarabía, al enredo, a una maraña de casualidades que sin previo plan, te pone esos ojos ahí, sin ton ni son.

El amor es tu melena suelta sin criterio ni patrón. Cayendo como lo hizo Roma. Vistiendo tus hombros desnudos, en la cama de una habitación. Sábanas blancas que desordenadas te ponen bien en su sitio. Tus ojos de color claro pidiendo guerra. Los míos proclamando, tarde, clemencia, justicia, paz. Que sin ponernos de acuerdo todo salga al azar. Ya ha caído la copa de vino, el primer el beso, el primer mordisco, ya no hay vuelta atrás.

El amor es jugarse la ilusión. Que rotas, nos devuelvan todas las noches al único sitio donde todo lo que se planea sale mal. Al lugar donde, si te escribieran bonito, vendrías todos los días a pies juntillas a probar. A ver si hay suerte, a ver si hoy toca.

El amor es suerte, le decía yo una mañana tontas de esas sin reloj, sin ropa, sin deber. Ella, me abrazaba el torso y miraba a la nada empapándose de cada palabra que me inventaba del amor, tapada por una fina sábana blanca de verano, desconocedora de que, 

el afortunado, era yo.

sábado, 26 de enero de 2019

Ya no te quiero...

Así de golpe y porrazo. Todos la hemos sufrido alguna vez. Ya no te quiero. Que nos la han puesto bien puestecita en la mejilla. Nos la han besado bien besada cien veces en los labios. Eso, o la hemos lanzado alguna vez. Hemos estado a ambos lados de la frase. Ya no te quiero. Cuatro palabras que sentencian tanto como desnudaban la piel. Que dan por terminado algo que ni se veía venir. Bofetón a mano abierta a todas tus pretensiones, amor que se cae sin pedir permiso, sin pedir perdón. Al carajo todas la ilusiones, el que se queda la paga, todas las ganas al rincón.

Ya no te quiero. El enfado más inocente de un niño cuando se enfada. Que solemos utilizarlo bien grandecitos como eufemismo de todo lo que no nos atrevemos a decir. Que ya no me buscas por las noches, que ya no me escribes bonito, que ya no te apuntas a hacerme el amor. Un no, seguido de lo que tantas veces se dijo y que, ya las mañanas de cama saben a todo menos a tostadas con zumo de naranja. Que ya no hay olor de almohada ni besos en el borde de la nuca, ni pelos de punta, sin ropa, bajo las sábanas.

Ya no te quiero. Que no deja ni una posibilidad, ni un hilito de esperanza. Un no me busques de campeonato. Un si te vas pierdes. Que tuviste la posibilidad de haber seguido cuidando lo que ahora niegas con tanto desapego. Amor que se va por donde vino. Haciendo las maletas de un viaje que se llegó tarde al vuelo. Mudanza de ilusiones a cualquier nuevo hogar que nos quiera, de nuevo, llamar amor.

Y así nos va, dando tumbos entre un 'ya no te quiero' y los miedos de volvértela a encontrar. Recogiendo los trocitos de lo que quedaba de ti antes de dejarnos caer en ese 'ya no', que termina la frase con lo primero, irónico, que comienza una relación. Y ahí te ves, con las ganas medio a pintar, las ilusiones al borde de la frustración, en un final de película que casi te quita de terminar de leer este párrafo. Recuerdos de un pasado donde vivistes la situación.

¿Y sabes qué? Que ya no te quiero. Que después de todo este tiempo escuchándola de otros ojos, he aprendido algo nuevo de ella. Que después de tanto tiempo escribiéndote, he sabido que, por muy mal que nos pintaran el título del texto, por mucho que te lo repitiera, me lo repitiera,
tú ibas a acabar en esta línea diciéndome,

Yo tampoco te quiero,
Y ambos, como si de un secreto se tratara,
Sabríamos que sería la única frase que no podríamos cumplirnos.

Después te ríes, me abrazas, me llamas tonto y me besas.

Ya no te quiero,...tonta.

viernes, 25 de enero de 2019

Lo quiero todo de ti

Todo. Con la intención de no quedarse ningún rinconcito tuyo de tu cuerpo sin haber sido conquistado, coqueteado. Lo quiero todo de ti. Las risas, las sonrisas, la alegría. Y embadurnarme todas las noches de ellas y dormirlas hasta que se queden fritas de tanto amor, de tanto mimo.

Lo quiero todo de ti. Aprenderme de memoria todas tus manías. Hasta tal punto de que si me hicieran un examen, lo supiera todo de ti. Y que cuando digo todo, digo todo. De notable alto tirando para sobresaliente. Un diez de conocimiento. Un doce de besos, un veinticinco de Enero. Con la boca bien abierta, todo. Que no me quede sin saber nada de tus curvas, de tus cosquillas cerca del cuello.

Lo quiero todo de ti. Que esa arruga que se te hace al sonreir me cautive mil millones de veces más. Quiero tus abrazos, tu cuerpo cubriéndome. Tu calor, quiero tu calor. Que sudemos juntos este cariño de dentro. Un buen chute de pasión desmedida. A tomar por culo los luego. Aquí, ya, ahora.

Lo quiero todo de ti. Los arañazos, los bocados, los besos. Quiero hasta tus peleas. Todas las riñas, para hacernos más fuertes, para cuidarnos cada vez hacérnoslo mejor. Quiero tus vicios, todos tus caprichos, hasta tal punto de convertirme en uno de ellos. Mimetizarme en tus ganas. Porque quiero todo, estar, ser y parecer. Todo el verbo 'to be' de una atacada. 

Lo quiero todo de ti. Tu olor a te extraño, tu perfume al irte. Tu girarte para volver a abrazarme antes de entrar en tu casa. Quiero tu compañía en cama, tus manos en el paseo, tus besos los domingo por la tarde, tu ropa en el suelo de mi habitación, tus palabras hablándome de amor.

Lo quiero todo de ti. Tus ojos leyéndome viciada a los textos todos los días por la noche. Tu nostalgia de echarme de menos, tus audios pidiéndome más, tus palabras escribiéndome bonito, dejándome la miel en los labios, contándome la desesperación por tenerte otro día más aquí,
En el único lugar donde si te pido algo,
vienes y me lo das.

miércoles, 23 de enero de 2019

Seguro que hoy vienes a verme

Y me das el capricho de haberte esperado mucho. De haberte echado de menos aún mejor. Seguro que hoy apareces por todos esos ayer que nos prometimos. Por todos esos luego que nos vendieron con posterioridad. Seguro que hoy apareces a sabiendas de que estaba esperándote, a sabiendas que te iba a encontrar.

Seguro que hoy apareces a devolverme de golpe y porrazo todo lo que iluso, me imaginé. Y me escribes bonito en cualquier red social, o me dejas un mensajito en instagram. Cualquier día vienes y me pones todo patas arriba, notificaciones verdes en la barra de Whatsapp, haciendo de mi vida, otra aventura que contar. Formando parte de la misma, sintiéndome acompañado por tus ganas, por tus 120 caracteres, por tu lado de niña rebelde en un sofá, tirándome cojines, cosquillas y abrazos sin previo aviso, eso que nos encantaba de lo nuestro: en el salón de casa, en nuestro cuarto, en nuestras sábanas, nuestro no saber estar.

Seguro que hoy apareces a quitarme todos los miedos que sentía. A cambiarme los lo siento por los vamos a intentar. Con una sonrisa más grande que tus ahora, pidiéndome lo mismo que me piensas dar. Así me imagino todos esos sofás que nos van a devorar, todos los sueños de tarde y los domingos que nos pensamos marcar. Entre tantos besos y abrazos, alguna sonrisa que llorar.

Porque no se trata de haberse querido mucho sino de aparecerse cada vez más y mejor. De molestarse en presencia. El mejor perfume que te puedas echar a la cara. Un haberse olido de lejos. Como cada vez que dormías en mi cama. Que en tu huequecito de aquello que era nuestro nos dejabas un buen sabor de colchón, un buen color de bocas, unos cuerpos desnudados a traición. 

Un sentimiento de voy a estar a lo nuestro, de currarse lo propio tanto como lo añorado. Que ilusiona hasta al que más perdió en todo esto. Un haberlas venir muy vista y que todo sea consensuado para dos. Con toda la confianza de que, si hoy no fuera, vendrías otro día con la misma cantinela,

Prometiéndome que vienes a verme,

Y yo esperándote todas las noches,
Tonta, tonto,
Quedándome dormido,
abrazando el hueco vacío 
de la cama que dejaste al marchar.

martes, 15 de enero de 2019

¿Por qué nos da miedo el amor?

En primer lugar porque quema. Como esa sensación de las heridas a ras de piel. Que dejan una marquita hecha por otro cuerpo. Soltando una pequeña ebullición de calor que sin quemar, duele. Que aunque duela es tuya. Que aunque rompa carne y sangre, al final no queda otra que cuidarla para que cure. Y eso es lo que da miedo, cuidarse. Porque se nos ha olvidado eso de querernos. Que cada vez nos odiamos mejor. 

Eso es lo que da miedo. Haberse enamorado mal. Haberse dejado querer aún peor. Y nos creemos que cualquier cosa es amor. Que cualquier emoticono, cualquier like, cualquier foto es ya relación. Eso es lo que da miedo, que vayan a tomárselo en serio. Nos asusta el tiempo. Pero el tiempo de verdad. El tiempo que nos dedicamos, el tiempo que nos echamos de menos, el tiempo que pasamos juntos, el tiempo que nos dejamos de ver, el tiempo que nos dedicamos de más.

Porque somos egoístas hasta para dejarnos querer. Unos auténticos cobardes del amor. Al más puro estilo mercenario. Pidiendo fuera de carta. Y no solamente eso, sino a veces devolviendo amor que habíamos pedido de más. Nos da miedo enamorar. Que eso ya es una cosa preocupante. Nos da miedo ser la ilusión de otro. Que nos rompan. Que nos quieran por encima de nuestras posibilidades. Nos da miedo a ser lo más preciado de la vida de otro. Nos da miedo ser el amor, y aquel o aquella por la que lucharían hasta el final.

Porque eso es otra de las cosas que nos da miedo del amor. El como acabará. Siempre adelantándonos a todo lo que pueda pasar. Unos auténticos profesionales del spoiler. Creando trailers de películas donde somos protagonistas y que no tienen ni porqué cumplirse. Miedo al final. Pero al final desconocido, porque, independientemente de si acabara mal o bien, lo íbamos a rechazar de lo lindo.

Nos da miedo lo bonito. Tanto lo que se escribe como lo que se besa. Que no creemos que nadie pueda darnos lo que tanto íbamos buscando. Nos da miedo lo que va bien. Porque dudamos hasta de lo que creíamos tener tan claro. 

Nos da miedo por no estar a la altura. Frase que no admitirás ante nadie pero, te da miedo ser el que menos quiera de la relación. Nos da miedo ser segundos, en el mismo lugar donde eres el primero de alguien. Nos da miedo el precipicio de la sorpresa. El no estar preparado cuando la otra persona venga a regalarnos todo su amor.

Porque nos da miedo no tener espacio donde dejarlo. Nos da miedo lo que pueda ocupar. Que uno ya no sabe si dosificarlo o tirarse a darlo todo desde el principio sin más. Miedo a tener que guardarlo todo en cajas como en una mudanza. Y miedo a tener que asumir que estás enamorada sin vuelta atrás.

Porque aunque tú vengas a leerme con miedo, 
Yo vengo al final del texto,
A quitártelo una vez más.

domingo, 13 de enero de 2019

Mi primer día sin ti

Los odio. Válgame primero decir que los detesto, que no me gustan, que no los quiero ni verlos venir. Todos esos días que hace más frío de la cuenta. Todos esos días que son más largos de lo normal. Que sin depender de temperaturas, meridianos y puestas de sol ya manda la noche. Contando las horitas para volvernos a ver, para volvernos a tocar.

Esos días que no. Que son de usar y tirar. Días sin abrazos, sin palabras, sin verte venir. Donde la ilusión yace en algún zumbido del móvil, en un timbre, en un ya estoy aquí. Esos días que escribo más de la cuenta. Aquellos que más tú me lees. Esos días de lejos. Que dan rabia, que dan desesperación. Yo, que quería estar en cualquier sitio menos aquí. Tú que querrías estar en cualquier escrito menos en este.

Son días que sobran. De estos que no saben a nada, ni quieren a nadie. De esos que, aunque parezca mentira, contra más te haces esperar, más te quiero. Donde te haces ver que sin un nosotros no somos nadie. Que sin ti, no soy nada como rezaba mi cama, como soltaban tus sábanas, como se dejaba caer tu piel.

Días en los que si no apareces, me vendo. A cualquier labio, a cualquier tonto. Donde el amor gana y pierde según se escriba. Días que condenan todas las ganas por un volver a empezar. Donde la duda ofende. Preguntándote cuantos días habrá así por contarse, cuanto queda para las doce, cuantos besos me he perdido hoy.

Te lo dejo por escrito tanto como te he echado de menos. Para que no haya sido un día perdido en lo nuestro. Que hoy no te he visto, que no te he leído, que no te he besado, que no te he tocado, sentido.

Primer día sin ti, amor,
Y espero que el último...

viernes, 11 de enero de 2019

Sí a todo

Sí al miedo, sí a equivocarse, a caerse con todo el equipo. Sí a la delgada línea de darlo todo una vez más. Sí a cambio de todos los no sé. Sí, de sí. Uno de estos que suena a vamos a donde sea, de estos que quieren todo contigo. Un sí a lo desconocido, un sí de labios, a tu boca, a callarte las desilusiones, a comerse las ganas. Un sí a lo que tenga que venir. Que vamos a estar aquí esperándolo. Un sí a lo que viene siendo un siempre. Un sí a los contigo, a los nunca me dejes.

Que sí. Que sí al viaje para perderse contigo. Que sí a tirarse desde un avión. Que sí a todo aquello que antes eran quizás. Sí a los cambios. A ponerlo todo patas arriba. Sí de cama. De sábanas pidiendo sexo. Sí a desnudarnos los cuerpos tanto como los sueños para que vayan siendo bien cumpliditos. Sí a soñar despierto. a despertarse y hacernos infieles de los nunca, de los te lo dije, de los ahora no.

Sí a cualquiera de tus caricias, a cualquiera de tus compañías, a cualquier tuya, a cualquier mía. Sí al cine de los miércoles por la tarde, a los ratitos de antes de irnos a dormir, a los momentos de sofá. Sí a los audios, a los buenos días, a todos esos short message service.

Sí a ti. A darse una oportunidad que nos deje con ganas de más. Sí de ya. De ahora. Si, pero de estos de campeonato. De estos que dan vida, que dan hogar, que dan familia pa' rato. Sí de sí quiero. Donde tú de blanco y yo de traje. Sí de novios, de muy novios. De tanto qie se llame relación. Y sí de líos. De dejarse enredar por las locuras del otro. Sí de lo que sea. De lo que nos venga en gana.

Sí de tiempo. De todo el que se necesite. De ese que, por poquito que tengamos, lo pensamos dar al otro. Sí de sí. De irse sabiendo que nos vamos a volver a ver. De los que sin tocar te marcan.Sí al tatuaje, sí al año, sí a envejecer, a querernos tanto.

Y sí a irse, a ilusionarse, a llorar, a reir. Sí a lo que sea con nosotros. Sí, antes que nada. Y sí a todos los no, a todas las dudas. Si con la confianza de que si me caigo, tú vas a estar ahí para levantarme. Y sí a las peleas, a los enfados. Sí a no estar de acuerdo. Si a la rebeldía, a tus manos frías, a tus días sin arreglar.

Porque poco nos va a importar cuál sea la excusa, la pregunta, la duda, la siguiente locura. Porque poco va a importar si blanco o negro, si se compra Colacao o Neskik, si Málaga o Sevilla, si en tu casa o en la mía, si en el cuello o en los labios, si nos da miedo o nos enamora.

Que sí, tú.
Que sí. 
A todo.

miércoles, 9 de enero de 2019

Hoy he hablado de ti

Hoy he hablado de ti. Sí, de ti, de tú, de los nuestros, de todos los contigo. De todos esos pronombres que nos hemos besado una y otra vez en las mejillas. De todos esos nosotros que nos hemos fundido en un abrazo. De todas esas mentiras que nos hemos escondidos en otros labios. Hoy he hablado de ti, bien orgulloso de lo que eras, de lo que éramos, de lo que nos prometimos.

Y he hablado de ti a boca llena. Ahí donde pararon todos esos infinitos recuerdos. de miradas incansables, de lágrimas sin motivos. Hoy me he vuelto a enamorar de ti, de una forma distinta. De otra forma distinta. Otra más. Como si no hubiéramos probado tantas.

He hablado de ti. De todas las noches que pasamos juntos. De todos los días que pedían noches. Y he hablado de ti sin miedo. A corazón abierto, prometiéndome que, sin llorar, te he llorado mucho. Y hablé de todos los cuentos, de todas las veces, de todos los besos.

Y he hablado de todas las buenas noches, de todo el amor de cama. de todo el amor silenciado en una sábana. Donde se quería bonito, donde se quería bien, donde se abrazaba mejor. Porque he hablado de las formas. Lo bien que encajas con mi cuerpo, con mi vida, con mis ilusiones.

Y he hablado sin pedir permiso y sin pedir perdón. Porque nunca se necesitó .Porque nunca faltaron, ni ganas, ni buena educación. Que hicimos el amor de antaño. Chapaos' a la antigua, queriéndonos sin filtros ni 'me gustas'. Que practicamos un bonito amor de verano durante más de tres años. He hablado del tiempo, si, de que nunca nos llovió sin paraguas. De que nunca, lo nuestro, nos dejó marcas ni heridas en la piel.

Que he hablado de ti con cualquiera. Porque nadie supo hacérmelo tan bien como tus ganas. Desdibujándome siempre una mueca triste en mi cara. Que todo lo que llevaba tu nombre acababa en una imagen para el recuerdo. Pintándome siempre tu mañana con mi ahora. Intentando que todo saliera tal y como no lo teníamos planeado. Siempre improvisando que todo llegará. Que algún día todo escrito será nuestro.
Que sin haberte acabado este texto, ya te he echado de menos.

Para que así, poder dejártelo aquí bien escrito y decir que,
si algún día dejo de escribirte,

Es porque algún día habrás dejado de leerme.

viernes, 4 de enero de 2019

Tú eres de las mías

Sin ánimo de posesión. Con toda la intención del sentido. Que eres de las mías. Muy mía. Pero quitándole todo el envoltorio de la dependencia. Que eres muy tuya, pero muy mía. A ver si me explico. Que eres de esas valientes que caminan solas y se dejan acompañar. Verás, de las que enamoran tan de lejos que se necesitan tan cerca.

De esas que rompen leyes físicas de distancia, que nos mandan los pasados a tomar por olvido. De las que sin estar, están. De las mías. De las que quieren más con las miradas que con las manos. De las que sacan una arruga al reír. De las que se enamoran de una tontería y acaban convirtiéndola en un recuerdo, en una foto, en un amor.

Tú eres de las mías. De las que toda la culpa se la echan al tiempo. De las que quieren sin pedir permiso. De las que nunca preguntan un por qué. De las que abrazan sin miedo a enamorarse. De las mías te digo, que buscan tanto cariño prometido como dolido. De las de gesto y expresión encandilada. De las de cuando se besa, te cierran los ojos y disfrutan el momento. Pero también de las que te observan mientras le muerdes el labio buscando una contraofensiva a tu pasión. De las que si te pillan te matan. Que juegan al ratón y al gato sin herir sentimientos. De las que quieren compañía más que compañero.

Tú eres de las mías. De las que se apuntan a un siempre, a un bombardeo, a una guerra de sentimientos, de estas que pierden tantas batallas que rezan por llegar a casa sin heridas de balas. De las de cara bonita, linda. De las que cualquier adjetivo les sienta bien. De las que no piden a deshoras. Y te buscan a las dos de la mañana, no para que le contestes, sino para que la intención cuenta. De las que no cuentan las horas sino es para esperar cuanto queda pa' verse. De las de labios partido. Porque lo bonito con el frío se rompe con facilidad. Pero de las de humildad infinita. Que todo lo quiere contigo y que comparte su honor, tanto como sus sábanas.

Eres de las mías. De las que escriben sin miedo. Con más palabras que instantáneas. Con mas desamores que sueños. De las que si quisieran lo tendrían todo bajo sus pies, pero de las que no piden nada. De las que besan despacito y curan todo lo que se lloró.

Eres de las mías sin una pedida de mano. Sin diez mil likes que lo justifiquen como nuestro. Eres de las que sin molestar, te guardan un huequito en la vida. Que provocan con frío, sin maquillaje y a corazón roto. Tú eres muy tuya

Tú eres de las mías,
de las que tienen licencia para entrar en mi vida
y leerme tan despacito como bonito.

De las que me hacen suyo, sin mediar palabra.

Que tú eres de las mías, pero sobre todo,
Que yo soy ya suyo.
Muy suyo.

miércoles, 2 de enero de 2019

Que empiece Henero

Que empiece. Por mí que empiece. Que venga a terminarnos todo lo que hicimos francamente mal. Que venga a acabarnos los dos mil dieciocho despropósitos que nos hicieron esparcir sábanas en el suelo de cualquier habitación. Por mí que nos lo robe. El tiempo, las ganas, los besos. Que si ya no son nuestros pa' qué carajo los queremos. Que nos quite todo lo que se fue sin pedir permiso, como el año, los abrazos, las promesas.

Por mí, que empiece, que nos devuelva un poquito de lo que tanto perdimos. Que nos dé una vuelta por todo lo que aún está por probarse. A mí, que me llene los días de riesgo. Que siempre he sido más de pedir perdón que de pedir permiso. Que empiece a sabiendas de que ninguno de los dos lo buscamos, pero que empiece de todas, todas. A darnos una buena patada en las intenciones, dándonos un puntapié a todo lo que creíamos haber terminado.

Por mí, que nos lo presente. Como nuevo, como amor, como último. Que sepamos que, después de una buena tormenta, siempre viene un abrazo que te calma. Por mí, que nos lo empiece en un buen invierno de mantas, sofá y películas. Que empiece así tan hogar, tan familiar, tan de niños. Que empiece hablándonos de un nosotros egoísta. Porque no pensamos regalar nada a aquello que esté más allá del borde de la cama.

Que empiece mirándonos tan desnudos, con tantas ganas que se pierda toda la posibilidad de aguantarse. Un buen comienzo sin lo políticamente correcto, donde nos agarremos bien sin ropa, donde nos mordamos bien la boca. 

Que empiece así de fiero, de roto, de tantas ganas de versos. Que empiece con más ganas que desayunos. Con más roces que ropa, con más sueños que cielo. Que empiece con fuerza, con la misma potencia de agarrarnos la piel, las carnes, las penas.

Que empiece primero tuyo, luego mío. Que no sea a la vez de nadie más. Único, Que empiece con nosotros y para nosotros. Que sin buscarse, nos lo encontremos y no lo soltemos jamás. Que si empieza así no va a ser olvidado nunca.

Que empiece con una resistencia mutua que llegue tan tarde que no nos pueda ni frenar los besos, ni parar el tiempo, ni mordernos los miedos. Que empiece así de bonito, y que no se ahogue en otros meses, que se quede así para el resto del año.

Que empiece con tu carita leyendo el título extrañando una falta de ortografía tan burda como lo que te vendieron.

Pero por mí que empiece Henero con 'H'. 

Tan mal escrito, como nuestro.