domingo, 21 de marzo de 2021

Cualquiera sale a querer

Cualquiera sale ahí ahora a querer. Tiempos donde nos devuelven el amor como aquello que dura dos minutos, como aquello que dura tres besos. Nos venden el amor como aquello que hay que esperarlo, como el todo llegará de una película disney que nunca llega. El amor nos lo venden como caro, mal y frío. Como cualquier escalofrío que nunca va a encontrar un abrazo que lo cure, que lo queme, que lo cuide.

Cualquiera sale a querer, con la parálisis que nos dejaron todos esos inviernos, todas esas caricias que se dieron al aire. Todas esas ganas que se diluyeron con el café de por la mañana, todos esos domingos que nos pintaron de lunes cualquier atardecer.

El amor nos lo vuelven a pintar de quizás. Con todas las tonalidades de un espérate. Haciéndonos culpables de unas prisas que se inventaron todos aquellos filofóbicos borrachos de cualquier alcohol, borrachos de cualquier labio, aquellos que, cada sábado noche se visten de isla de las tentaciones, aquellos que, otro fin de semana más, te hacen el amor sin sentimientos, te quieren a veces, te olvidan pronto. Miedosos del amor, que no se comprometen porque se olvidaron de la definición, porque nunca lo pusieron en práctica, porque no saben lo que es el querer.

Y a ti te dejan el amor de los anuncios de telecinco, que te buscan cuando ya no queda ninguna excusa que inventar. El amor te lo venden como lo último, como todo un suculento llegará, que no llegamos ni a probar. Te firman tres besos, te prometen un pronombre posesivo que con el tiempo se diluye en versos. Y todo lo que era suyo, ya no es de nadie. Ya no eres de nadie.

Y te mudan al rincón de su habitación, al cajón del olvido, a la cómoda de los cambios de ropa. Tú, invierno, y ellos pidiendo ya un verano donde prepárate para la estocada final. Vendiéndote ánimos de plástico, ratitos de quita y pon. Besos sin intención.

Por eso les queremos escribir, todo esto que viene a continuación, a todos aquellos que se escudan en una sirena que promete una infidelidad de campeonato. A todos aquellos que piensan que íbamos a estar aquí, en estas líneas esperándoles, que se creen que somos de amores secundarios, que se creen que vamos a esperarnos un programa, un amor equivocado, unas lágrimas más.

Os equivocáis. Porque no vamos a regalaros más tiempo. Porque no vamos a probar la miel en vuestros labios. Porque vamos a salir ahí en busca de abrazos que sí piensan quedarse, que sí piensan luchar. Y os vamos a mandar un postdata con toda la despedida ya hecha. Que no queremos volver a veros pedirnos más perdón, ni más promesas incumplidas.

Que no queremos ser pacientes para ser imprudentes. Y cometer locuras de amor con cualquier otro labio a quien le vendieron incertidumbre en medio de una relación. Porque vamos a equivocarnos sin ustedes. Porque vamos a querernos sin ti. Porque vamos a darnos una oportunidad en todo este miedo. Donde ustedes eráis los monstruos, y nosotros los que dormíamos en una cama temblando. Hoy vamos a cambiar las palabras para convertirlas en vuestra contra.

Y que todo lo que nunca nos dieron se convierta en una buena bofetada a mano abierta en los labios de cualquiera que te diga tú te lo perdiste. Porque ten por cuenta que nos vais a perder. Y vais a pedir clemencia en mitad de alguna tormenta que con los años, te dirá, que se te ha pasado el arroz, que ya no hay nadie ahí esperándote en el sofá, que ya no hay te quieros que probar.

Por eso, esto suena a principio para nosotros y un bonito final para ustedes. Por eso, si escribimos, no lo hacemos desde el dolor, sino desde la razón de que el amor, lo tenemos guardados nosotros. Que el querer, se ha quedado en nuestro lado del campo.

Postdata: Y vais a tragar veneno. Porque seguimos aquí, heridos y fuertes.