martes, 31 de marzo de 2015

Para Cuando No Estás


Hoy no te has vestido como mía. No vas a conjuntar mis ganas con tu curiosidad. Hoy no vas a enamorarme como de costumbre ni tienes la intención puesta en mis esperanzas de que esta noche vayas a aparecer.


Hoy tus tacones van de sábado noche a otro corazón. Hoy no bailarás conmigo ni me tararearás al oído tu canción favorita mientras sonríes con el labio pintado de color besos. Hoy buscas palabras lejos de aquí, promesas diferentes a las que nunca me atreví contarte.

Hoy vas guapa a otra parte, a otros ojos. Hoy eres el amor que se va y yo el querer que se queda. Hoy soy yo el que espera y tú la niña inquieta que no para de mudarse de sentimientos. Hoy yo leo tus distancias y tú escribes cuando no estás.

Porque hoy no estás aquí conmigo. No buscas mi calor. No te veo necesitarme. Y yo me pierdo en tu abandono. Porque cuando no estás yo vuelvo a releer aquellas noches dónde sí se te antojó estar.

Porque cuando no estás también hay que saber amar.

Porque cuando no estés, yo seguiré queriendo que estés.

Y cuando vuelvas a estar haré como que siempre estuviste.

Como cuando te escribo cuando no estás...

sábado, 28 de marzo de 2015

Amor de Sábanas


Necesito dormirte, sentir tus sueños, acostarme junto a tus ganas. Necesito estar tan cerca como abrazados, que los dos seamos uno, que la almohada sea compartida.

Necesito arrugar sábanas contigo, calentarte los pies fríos en invierno. Pasar por encima de tu cabeza mi brazo. Dormir a pierna suelta en verano junto a ti. Con el ruido del estío entrando por la ventana y ambos dos ahí, sin preocupaciones, sin obligaciones.

Necesito estar contigo más de dos minutos mirándonos en horizontal. Quiero acariciar tu pelo mientras nos quedamos dormidos. Jugar a ver quién es el último de los dos que se queda mirando al otro como se duerme.

Quiero desayunarte. Y que nos entre esa sensación de no querer abandonarnos por la mañana. Quiero sentir esa pena por tener que despedirnos. Quiero remolonear más en la cama si cabe. Besar de manera chica todas esas pecas de tu cara.

Quiero un amor de espacio en cama. Quiero un amor de sábanas. De esas que atrapan. De esas que duran para toda la vida.

martes, 24 de marzo de 2015

¿Juegas?


Un juego bastante serio entre dos personas, en un tablero llamado vida y con unos dados marcados por el ritmo del corazón. Al empezar a leer el título te has convertido en aquella guapa que se le esperaba para jugar. Y si juegas, juegas.

Antes de empezar cometamos el error de leernos las normas. Abandonar en mitad de la partida queda totalmente sujeto a perderse de vista. Discutir una consideración es normal siempre y cuando el único contacto físico se llame amor.

La opción de perder algo por el camino, vergüenzas, cosquillas, tiempo, es habitual cuanto más se presagie el final del tablero. Aquí longitud es sinónimo de longevidad. Los dados, la suerte, la fortuna y la dirección o rumbo a tomar, la elige el destino tan bien como te eligió a ti para acabar este tercer párrafo.

Elija un color a juego con tus ojos y con tacto, olfato y caricias con cuidado desplaza la ficha de su locura tantas unidades como ganas tengan de acercarse.

Elegid vuestra película favorita, canción, libro, frase, fotografía y colocadlas en la casilla de salida, llamada conocerse.

El pistoletazo de salida lo dan las ganas del primer abrazo, el primer beso, la primera caricia, donde cada vez que os toquéis, ahí estará en cada casilla recordándoos que son los únicos instrumentos que os harán avanzar.

Cuidado con la rutina que hace perder tres turnos de sonrisas tan necesarias entre tirada y cansada.

Si buscas la casilla de sorprender, adelante. Búsquela porque está para ser usada. Aquí quién gana no es el que llega al final sino el que nunca quiere acabar de jugar.

Por último, se me olvidaba. No te pregunté. ¿Juegas?

Por Unos Cuantos Besos


Te cambio uno de mis síes por uno de tus vales. Te cambio una de tus ausencias por una de mis noches escribiéndote aquí, sin tú saberlo. Te cambio una de mis esperanzas por algunas de tus desconfianzas.

Te cambio uno de mis defectos por una de tus miles de virtudes. Te cambio el lápiz que escribe ésto por el anillo de compromiso. Te cambio una de tus sonrisas por una de mis mil intentos de empatártela.

Te cambio tu suerte por mi desdicha. Tu amor por el mío, y que se convierta al cuadrado, estrictamente creciente y que tienda a más infinito. Te cambio todas las matemáticas que no me cuadran contigo por todas y cada una de las letras que tienen tu nombre en "le escribió bonito".

Te cambio tus te quiero por mis yo también. Te cambio mis manías por tus inquietudes. Tus manos frías por las mías ardientes de tocarte. Te cambio la magia que queda por toda la que vamos a darnos.

Te doy mis caricias a cambio de unos cuantos besos. Los desayunos en cama valdrán doble. Las buenas noches serán gratis cuando vivamos tan cerca como termina nuestra cama.

Te cambio mi vida por tus ojos mirándome enamorada. Mi ilusión para que la guardes hasta que reviente y explote en el cajón de tu mesita de noche y te cambio mi futuro por tu presente.

Lo que si tengo claro es que hay algo que no cambio por nada.

A ti no te cambio por nadie. A ti no te cambio por nada.

domingo, 22 de marzo de 2015

Para La Guapa Ausente


Me encantan los días que hay pequeñas cosas que te acercan a mí. Me encantan los días que aparece una señal, una frase, un objeto y te recuerda a una parte de una conversación que algún día tuvimos sin importancia.

Me encanta cuando llegas por las noches y me dices "hoy me he acordado de ti". Y cuando pregunto el porqué me doy cuenta de que me escuchas y que me lees tan bien como yo te extraño.

Pero hoy no se ha cruzado un aleph por tus ojos y te ha hecho dejarte caer que hoy también estaba expectante a que me hablaras. Hoy soy yo el que me acuerdo de ti porque eres la guapa ausente que tanto temí conocer. Hoy soy yo el que se acuerda de ti porque alguno de todos los que mueren por tus besos tenía que hacerlo.

Te echo de menos, sí. Mucho. Te he cogido tanto cariño entre palabra y palabra que me soltabas que ahora la ausencia se paga doble. Se hace duro mirar el móvil, a los perfiles, y ver que hoy no ha habido ninguna cosa pequeñita que te haya hecho acercarte a mí como otras noches has hecho. Hoy mi guapa ausente no está. No vino por mí. Y lo peor, no prometió volver.

Hoy no he leído esas palabras tuyas que tanto me hacen soñar. Hoy no tengo motivos para sonreír porque no me he cruzado por tu camino con forma de alguna cosa que apareció en nuestro último recuerdo hablando juntos.

Mañana volveré a esperarte en este rinconcito llamado esperanza, a ver si apareces como acostumbrabas por esos minutos llamados ilusión y que me vuelvas a decir con toda la inocencia del mundo y sin maldad:

"Hoy me he acordado de ti".

jueves, 19 de marzo de 2015

Carta de Un No Correspondido


Él te quiere si un día te sorprende a cambio de nada. Él te quiere si verte feliz es su objetivo. Te quiere si constantemente pide estar a tu lado y hace todo lo posible para ello.

Él te quiere si te defiende del frío, de las críticas y de tus miedos tan femeninos. Si cada día tiene dos palabras mínimo para ti. Si cada noche desea dormir junto a tu cuerpo y si te concede todos los sueños que están al alcance de su mano.

Él te quiere si mañana no es otro día más, sino otro junto a ti. Si las horas pasan volando y el tiempo es tan relativo como mínimo. Porque él te quiere tener más de lo que te tiene. Y no es una cuestión de posesión sino de posición. Él quiere estar cerquita y permanente. Subrayado como importante para nunca ser olvidado.

Él te quiere si llora contigo, si está en los peores momentos. Si te prepara el desayuno, si viaja contigo, cerca, lejos. Si cuida de los tuyos, de los que están, de los que se fueron y de los que están por llegar.

Si se esfuerza el día que menos estás tú para llevar las riendas. Él está ahí contigo, hasta el final. Mejorándote lo presente y "a coste beso". Él te quiere mucho. Roza tu piel con delicadeza. Besa tus labios con ternura, te hace el amor en cada suspiro. Él te quiere como la mujer que eres y no te tiene porque llegó cinco párrafos más tarde que aquel.

Él te quiere. Si hace todo eso. Tu pareja, tu novio, tu amor, te quiere. Y yo te quiero tanto como él. Pero con una pequeña diferencia.

Que él te quiere siendo correspondido.

Y yo te quiero sin necesidad de corresponder.

martes, 17 de marzo de 2015

Te "Verso" Mucho


Te "verso" mucho, demasiado. Cada día estoy más leído por ti, más parafraseado. Lo admito. Te escribo comer a besos. Te cuento a más no poder.


Cada día no puedo parar de pensar en ti, de imaginar un nosotros. Me va el presente en desear un futuro. En vestirte de blanco, en compartir vida, en crearla, cuidarla y crecer agarraditos de las manos de nuestros pequeños. 

A palabras no hay quién gane. Todas, pienso, que las tenemos guardadas para el día de después y que tanto silencio es proporcional a tanto amor que nos pensamos dar.

Quiero pensar que estar así tan escritos y tan sinceros puede merecer la pena el día de mañana para que, cuando por fin decidas aparecer veas lo mucho que he estado escribiendo de ti.

Si el día que llegas no estoy, si cuando decidas volver yo ya he partido. Si cuando me escribas yo ya he dejado de leer, recuérdame volver a estos párrafos y hazme ver que tú también me has querido tanto como escrito.

Que tú también me has "versado" mucho. Tanto como leído.

Prometo No Molestarte Más


Si el título promete no molestarte más. Si la duda se marca en el rimel de tus ojos. Si tus labios se humedecen porque andan secos tras leer la promesa menos romántica de tu vida amorosa. No te asustes. Como ya sabes, la magia está en dejar lo mejor para el final.

Si la curiosidad te mató las vergüenzas, si tu osadía pudo con tu temor y la indiscreción se desnudó de valentía, lo admito. Seré culpable de que seas la chica más curiosa de mi vida. La chica que nunca me habló. La chica que se atrevió. La chica que siempre me quiso conocer tarde. La chica que llegó con el destino bien atadito a no acabar unidos.

Si este tercer párrafo lo tienes como tuyo ya. Si te has sentido aludida, aducida, hipnotizada. Si soy yo el culpable de tus desvelos. El roba sueños de tu nocturnidad. Cúlpame. Cúlpame porque lo hago a conciencia a sabiendas de que ésto ya empiece a ser más tuyo que mío.

Si algún día te das cuenta que sin deber andas enganchada a estas líneas. Si vienes aquí a pedirme en silencio un poquito de amor. Si eres la amante de mis palabras y la que hace el amor cada noche en mis letras blancas de este blog. Si lees a escondidas de tu razón. A expensas de tu destino. Con un olvido puesto en tu presente. 

Si tu pareja no besa tan bien como mis versos, si quién te pone la piel de enamorada son mis puntos y a parte, y cada día vienes a aquí a pedir un poquito de lo que yo menos tengo, amor.

Si en definitiva, lo que buscas es quedarte aquí hasta al final. Leernos con pelo blanco y mil arrugas. Si piensas que yo, aquí y ahora. Si ése que ahora te tiene sobra o es menos de lo que esperabas. Egoístamente te digo quédate conmigo.

Si te gusta hablar conmigo sin pronunciar palabra. Si el sonido de tu voz es tan desconocido y misterioso como mis ganas de tenerte. Si ya te he convencido de que te quedaras hasta el último renglón de vida, pienso cumplir mi última palabra. Prometo no molestarte más. A cambio, prométeme que nunca te irás.

domingo, 15 de marzo de 2015

Una Mujer Con Mil Y Una Razones


Tus delitos en cara han cautivado mis sentidos. Me tienes en pecado capital mirando todo lo que adorna tu cuerpo. Estoy deseando tocarte todas y cada una de tus faltas de piel que se deslizan por tu cuello, decoran tu pecho, visten tus hombros.

Las he oído gritar, pidiendo clemencia y perdón, pero te digo, cariño, que no hay suficientes motivos para indultar tanta belleza. Has pecado desde que llegaste. La sonrisa te delató y el rosa de tus labios dejó una marca con forma de corazón en la camisa, hasta entonces impoluta, de mi esperanza.

Todas ésas tienen la culpa de que hoy, por fin, serás condenada. Han sido culpables de mis deseos, de mi descontrol, de mi enamoramiento. Tú has tenido la culpa de desprenderte de tu ropa en mis sueños, desnudar tu cuerpo y mostrar tus antojos a éste que estaba sediento de inocencia.

Estoy enganchado a cada punto de tu piel, a cada marca de belleza que bordea tu cintura, a cada una que figura en tu espalda.

Me he enamorado de una mujer con mil y una razones. De una mujer con mil y una excusas para ser besada. Con mil y una dianas donde posar los labios, mil y una zonas donde acariciar con las yemas de los dedos.

Me he ido a enamorar de una mujer con pecas. Y todos los días me pregunto cuántas dejará sin besar el que la tiene hoy como suya.

Porque pienso esperar a esa mujer de mil y una razones, por la que tanto voy a pecar.

viernes, 13 de marzo de 2015

Si El Destino No Quiere


Si no hay oportunidad, si el acercamiento no se produce. Si las circunstancias no son las adecuadas y el tiempo encima juega en nuestra contra. Si es una vez más que perdemos la ocasión y si la suerte no entiende de ley de grandes números.

Si parece que es imposible, que no hay nada que podamos provocar, hacer, intentar. Si las condiciones iniciales no surgen, si no hay esa magia sin querer, esa coincidencia tonta pero imprescindible. Si no nos cruzamos, no nos miramos porque siempre ocurre algo que hace que nunca nos lleguemos a conocer.

En definitiva. Si el destino no quiere, si nuestro sino no es estar juntitos, no es compartir manta, películas, risas. No es viajar juntos ni encontrarnos por casualidad, ni por curiosidad. Si estamos a punto de tirar la toalla, de buscarnos otra opción con el riesgo de encontrarla. Si el texto te parece tan triste como el título, y ya no hay casi nada que podamos hacer. Déjame decirte una cosa cielo.

Que con toda en contra, seguimos aquí. Que con todo en contra seguimos esperando volvernos a ver. Que esperamos que el hado algún día se equivoque, y que ambos esperamos acabar citándonos por error, en aquel lugar, en esa fecha y a esa hora que el destino no quiere que llegue, pero que tú y yo vamos a provocar cuando tengamos la paciencia al borde de la desesperación.

Y yo ya he volcado la paciencia en líneas. Así que solo nos queda decirnos que el destino se equivoca, y que te espero a las doce de la noche del 13 de Marzo, en la calle Enamorada, a la altura de la Ilusión.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Se Busca Chica


Se busca chica que apasione. Que ame por encima del hombro y del hombre. Se busca chica que muerda, que agarre, arañe, sienta, marque, castigue, haga el amor. Que bese sin discreción, que actúe a conciencia, con alevosía, con premeditación.


Se busca chica sin medidas, sin prototipo, sin modas, sin prejuicios, sin hipocresía. Una chica de armas tomar. De las que son tímidas fuera de tu campo de visión, de las que sorprenden con detalles que no esperabas. Una chica que te saque de las casillas, que te descuadre la cordura, que enloquezca al corazón.

Se busca una chica simpática. De sonrisa bien ancha, de hoyitos en los mofletes cuando ríe. Se busca chica para desayunos, de esos largos con zumo de naranja y bandeja en cama. Se busca chica para pelea de cojines, juegos infantiles y películas de amor.

Se busca chica amiga. De las que se apoyan en hombro, de las que abrazan sinceras. De las que lloran de amor. Se busca simpatía personificada, amabilidad en manos, compañía en gestos, desahogo en boca. Se busca chica de cafés, de tertulias infinitas. Que haga juego con la chimenea, que su pelo conjunte con el jardín, que sus ojos brillen en el porche viendo el atardecer.

La recompensa será en billetes de aprecio, en monedas de vida. No se prometen falsas ilusiones pero si se da cuenta que ando buscándola, si realmente se encuentra, hágame el favor de escribir un pequeño comentario debajo de este texto. 

Acaba entonces de encontrarse, mi amor.

lunes, 9 de marzo de 2015

Cómo Enamorar Con 30 Palabras


Sin querer, seguramente ni te lo planteaste. Puede que no estés ni aquí, pero si lo estás, si estás leyendo estas líneas, déjame escribirte que sí, que lo has conseguido.

Que sí, que me has enamorado con 30 palabras, una tras otra. Normal. Es que escribes tan oportuna como sonríes. Es que llegas al alma tanto como a mis ganas.

Lo has hecho jodidamente bien y he de felicitarte. Porque estoy seguro que ha sido por accidente y no ha habido heridos, ni heridas, ni colisión. Al menos por ahora.

No te miento si tus ojos, tus cejas, tus rizos, tu pelo y tus dientes han tenido algo que ver pero esas 30 palabras fueron el finiquito a mi apatía.

Llegaste sin querer y aún no teniéndote me cuesta desprenderme de ti. Ni te conozco, ni tú a mí, pero ya te aprecio como conocida. Te quiero, en 30 palabras.

En definitiva, que estoy en deuda contigo y que tengo 30 palabras con tu nombre de por medio. Así que déjame que a ésta invito yo. Cóbrate que te debo.

Van justitas. Cada palabrita agarradita de la última letra. Para que cuando leas estos siete párrafos descubras que en cada uno hay 30 palabras. Como me enamoraste tú a mí.

Cuando Se Os Nota


Sois misteriosas, exigentes, aventureras, atrevidas. Sois la vida de muchos, la pena de otros. Las musas de grandes artistas, las culpables de tanta poesía. De tanta prosa. De tanta tontería escrita.

Sois guapas y ¿por qué no decirlo?, atractivas, ardientes, sensuales. Sois pecado, deseo. La avaricia de algunos, la ansiedad de otros. Sois la reticencia en amores, la gula en belleza, el alivio a caricias.

Sois tremendamente astutas, listas, escurridizas, ágiles, rápidas, nerviosas. Estáis jodidamente en todo, en los sueños, en el trabajo, en el presente, en nosotros, en la vida, en el pasado, en la pareja, en la familia, en los niños, en el futuro. Estáis tremendamente atareadas, ocupadas, no disponibles, y lo lleváis todo pa' lante.

Sois tremendamente vulnerables, sensibles, cariñosas, afables, simpáticas, divertidas, dinámicas y muy, muy amigas. Y nos encanta sobretodo cuando sois inaccesibles, imposibles, difíciles de enamorar, incapaces de ser sorprendidas, independientes, versátiles, muy vuestras.

Pero hay algo que nunca sabéis controlar. Y es que, se os nota. Se os nota cuando estáis colaítas por uno, enamoradas a más no poder de aquel que os cautivó. Cuando se os nota sois totalmente transparentes, cristalinas y se os ve el corazón venir desde el primer saludo, desde la primera mirada, desde la primera sonrisa.

Reconoced que se os nota. No os avergonzáis y no me seáis ahora tímidas. Y no te rías mientras lo leas. Se os nota bastante y nos os costará nada reconocernos que cuando queréis algo lo conseguís. Y que no soportáis verlo desde la barrera, que nadie queréis que os lo quite, que no soportáis verlo en manos de otras. Atacáis con vuestras armas de mujer y mandáis al carajo tanto disimulo forzado.

Y cuando se os nota entregadas a otro, cuando vuestro corazón no es nuestro y es de alguno con pinta de cualquiera vestido de nadie, cuando la palabra amigos no es suficiente, decidnos qué hacer, cuando aquella a la que amamos, no se le nota enamorada nuestra.

Decidnos cuando se os nota por otro, cómo borraros de tanto observado. Qué hacemos con tanto amor no correspondido ¿Qué amamos y cómo lo disimulamos si también a nosotros se nos nota que estamos enamorados de aquella que nunca nos lo hizo notar...?

domingo, 8 de marzo de 2015

Una Sonrisa Más

A esas que se levantan temprano, tarde, da igual, pero que se levantan una y otra vez para sacar a su familia adelante. A aquellas por las que los años no pasan en balde y cada día son más guapas, más mujeres, más madres, más abuelas, más amor.
A aquellas que nos arropan cuando somos chicos, a las que tenemos al ladito nuestra llamándonos novios, parejas, cariño, vida. A las que son luchadoras y estudian, trabajan, mueven el mundo.
A las que tienen el poder de cautivar con la mirada. Las que lloran y ríen con nosotros. A las que aman con el corazón. Besan con la boca y acarician con las manos.
Felicidades a todas aquellas que un día nacieron mujer, porque gracias a ellas, algunos, somos más a su lado. Porque gracias a ellas aprendemos a amar, sabemos cuidar corazones, participamos de mutuo acuerdo en una cosa llamada quererse y gracias a ellas nos levantamos día a día con una ilusión bajo nuestros sueños.
La de verlas sonreír días. La de felicitarlas por estar ahí una sonrisa más.

La Chica Que Nunca Se Lo Creyó


Era ese tipo de mujer que la genética le regaló unos ojos tan bonitos que la sonrisa peleaba cada día por mejorar y ser siempre la mejor.


Era la típica mujer guapa que enamoraba con mirar tanto por como besaba. O eso piensa éste que nunca la besó. Era una mujer con pelo largo y rizado, morena y con tanto estilo que era ella la que vestía a la ropa.

Era una chica atenta, de las que observan. Una chica misteriosa de las que gusta conocer. Era la chica más encantadora que vió y la única que sin hablar le encandiló.

Ella era esa chica que nunca se creyó que tras una fea apariencia se encontraba un buen corazón. Ella era esa chica que nunca se creyó las historias de amor. La chica que no creía en princesas y castillos, y aquella que no creía jamás encontrar su alma gemela en alguien como él.

Ella era esa chica que nunca se creyó lo de que la apariencia engaña. La que se guió por los prejuicios que, sin maldad, vertía sobre los demás. Ella era la chica que nunca se creyó nada de lo que le susurraron al oído, y aquella que nunca se creyó que lo que ella quería ya estaba escrito.

Ella no lo conoció más allá de su imagen y su impresión. Y nunca creyó más allá de su apariencia y su timidez no forzada. Pero a misteriosa no le ganaba nadie y un día decidió saciar su curiosidad buscando entre aquello que él escribía en privado y sin difamación.

A cada verso que leía, más conocía su interior. A cada palabra marcada en rosa más le apasionaban sus relatos, y por tanto, cada noche, con el pijama puesto y tirada en la cama se bebía cada frase de su historia de amor que nunca creyó jamás encontrar.

Ella es la chica que nunca creyó leer lo que él, humildemente, nunca creyó escribir. Y así se conocieron. En cada punto y a parte. En cada final de renglón. Ahí estaba la chica que nunca creyó leer ésto. En cada último párrafo. Como tú aquí, ahora, pensando si tú eras la chica que nunca se lo creyó y yo el chico que nunca se pensó que lo leerías...

viernes, 6 de marzo de 2015

Mi Única Oportunidad


La vida funciona con casualidades. Tu amor, tu pareja, tu vida no está en ningún motor de búsqueda esperando a que encuentres con un solo click todo lo que se desee encontrar.

El que te corresponderá seguirá sin aparecer mientras te obsesiones en darles oportunidades a aquellos que buscaste, seguramente sin maldad, pero con un gravísimo error, la prisa.

La casualidad se viste despacio entre cualquier relación de pareja que te rodee y el azar juega a los dados con una alevosía digna de jugador experimentado. Todo con la tranquilidad que le proporciona el caos. Y por ahí, entre medio, andamos tú y yo.

Las oportunidades se te aparecen cuando el destino le gana una partida a este astuto y cruel aliado pero nunca te advierte cuando será la jugada final. Por eso se piensa que estamos llenos de oportunidades y en algunas de ésas estará la que conjunte sus ganas con tu corazón.

Al menos hay una oportunidad que siempre la tenemos escondida sin querer, y por fortuna o desgracia, nunca nos abandonará. Siempre le tenemos puesto el miedo y es por ello que tanto nos hace equivocarnos. Siempre está llamando a la puerta de tu fortuna y siempre le damos el portazo en el más doloroso abandono del "tú no".

La oportunidad perdida la tuvimos delante de nuestras narices dándonos besos y detalles como pistas de que ésa era, y la desperdiciamos por temor a pensar que fue una oportunidad más de tantas.

Si algún día te levantas oportuna con la seguridad que nos falta, con la intención y las ganas de morder, con los sentimientos a flor de piel, no dudes ni un momento y demuéstrame que el día que nos perdimos, nos equivocamos al desaparecer.

Si tu ropa ya no conjunta con tu sonrisa, si tienes la oportunidad herida, las lágrimas fáciles de lo que pudo ser, si el rimel sobraba en cada oportunidad anterior, y si se lloró más que se habló, desnude esa oportunidad vestida de inoportuna, desmaquille el falso color de rutina y sonríame en cada ocasión que le brindaré.

Búsqueme que seguro que sabes donde encontrarme. Si tienes la oportunidad, aprovéchala, que si me buscas me encuentras. Porque aunque aún no te conozca, aunque aún no hayamos tenido la ocasión ni el gusto de besarnos, aunque jamás salga una jugada hacia tus labios yo siempre voy a pensar que serás mi oportunidad. Mi oportunidad querida.

jueves, 5 de marzo de 2015

Game Over


Inserte una moneda, una sonrisa, una de sus miradas de mujer guapa, radiante, enamorada y verás como las luces empezarán a encenderse al tono rojo de sus labios aún sin besar.

Acude a ese que más te llamó la atención, al que más amor tenga, al más bonito por dentro. Al que te saque los colores, los guarde en un cajón y los conserve como oro en paño en mitad de una partida llamada vida.

Póngase cómoda y escuche. Marque su voz como banda sonora, porque nunca se debe una aburrir de oír decir te quiero tantas veces seguidas. Escuche, sobretodo escuche, porque todo lo oído será recompensado con caricias, mimos y saber estar cuando se necesite.

No tema si ya echó la moneda y se arrepintió por esta apariencia difícil. No se preocupe porque consistirá en no perder la ilusión por un agujero cercano llamado excusa y tendrá que mantener las ganas con una puntuación más alta que los deseos de no acabar la partida.

Si alguna vez se equivoca durante el juego no se preocupe. Parte de la base de que todos somos humanos y que nos podemos equivocar tanto como veces hemos amado. Así que para su disposición y su miedo, se encuentran tres corazones en forma de vidas que te perdonarán por ser la chica que quiso participar.

No se obsesione por la puntuación. Muchas han perdido por tratar de ser la mejor. Aquí se trata de ser la única y la última en jugar. Preocúpese por mantenerse fase a fase, nivel tras nivel. Sus manos y sus caricias serán fundamentales para dar el último empujón a ese golpe de efecto llamado amor.

Por último, contemple la opción de perder. De perder tiempo, lágrimas y miedos. Nadie dijo que empezar de cero fuera fácil. Volver a empezar forma parte del plan y si quiere destacar por encima de las últimas que llegaron, recuerde que, cuando vea en su cara, en su gesto, en su mirada, Game Over, siempre tendrá la oportunidad de continuar o marcar el final. 

Y si me permite el último consejo no lo abandone. Y vuelva a empezar la partida si quieres ser esa chica que quiso ganar este texto. Porque si no entonces solamente habrá sido ésa que estuvo jugando con él y no ésa que quiso haber estado jugando juntos hasta la eternidad, en este juego llamado Quererse.

Game Over
▶ Continue 
   End

miércoles, 4 de marzo de 2015

Volver a Aparecer


Hoy has vuelto a aparecer. Hoy has conseguido demostrarme una vez más lo tanto que te he echado de menos. Hoy has vuelto a aparecer en mi vida y te estoy eternamente agradecido.

Hoy vuelvo a enamorarme de ti pensando que nunca dejé de hacerlo. Hoy has hecho lo más difícil si cabe. Hoy me has escrito tu primera sonrisa en forma de existencia. Hoy tu colonia ha vuelto a despertar mi olfato. Hoy he vuelto a oírte reír y no he parado de mirar tus palabras.

Me tienes en este tercer párrafo en ascuas porque hoy has vuelto a desaparecer. Y no sé cuando volverás. Después de aparecer, coges y te vas. Y ya no sé cuánto dura ese intervalo de tiempo que consume mi amor como una vela incendiada por tu piel.

Hoy has vuelto a ser preciosa ante mi. Hoy tu nombre volvió a sonar en mis latidos. Hoy tu vida se ha vuelto a cruzar con la mía y a mi me ha hecho recordar cuánto puedo llegar a soñar por culpa tuya. 

Ya estamos aquí en la última línea, yo enterándome que te quiero, que no puedo olvidarme de ti. Tú aquí volviendo a aparecer. Yo aquí pensando en mañana, tú volviendo a desaparecer. Y así, con todo eso, yo volviéndote a querer.

martes, 3 de marzo de 2015

¿Y Ella Sin Saberlo?


Aquí estoy, escribiéndole delante de sus narices y ella sin saberlo. Aquí andamos, los dos a escasos centímetros de tocarnos y sabiendo a la vez que nunca lo haremos.

Aquí está de nuevo mi chica del autobús número cinco, volviendo sin querer a un lugar que nunca creerá haber estado jamás. En estos renglones torcidos de un tonto enamorado de la línea que abarca entre comisura y comisura de cachete. Es protagonista sin saber de la mayor historia jamás contada en un autobús, y ella sin inmutarse.

Mira a su izquierda por la ventana, buscando cualquier excusa para no toparse con mis ojos. La calle se reflejaba tan bien como su reflejo. Era la imagen tan fiel y fidedigna que podía perfectamente contarle de uno en uno sus dientes blancos y perfectos.

Y me encanta lo misteriosa que es. No nos conocemos y aunque me encantaría, no va a haber pretensión ni valentía. Ella si quedará aquí reflejada como la chica que es pero yo nunca fui, ni seré.

Su destino parece prefijado a no encontrarme. Su mirada se fijó ahora en el abrigo azul marino que tanto conjuntaba con su cabello rubio. Ya se dispone a salir al frío. Ya se baja del autobús.

Yo me quedo. Ya solo. Sin mi chica del autobús número cinco. Ella me mira y sonríe.

Miro por la ventana para verle sus últimos segundos de existencia en mi retina pero me sorprende otra cosa antes: El texto que ando escribiendo se refleja fielmente en el cristal.

Aquí estoy, escribiéndole delante de sus narices. ¿Y ella? Y ella sabiéndolo...

lunes, 2 de marzo de 2015

Entre Ella Y Todas Las Demás


Es ella. Estoy seguro que es ella. Y veréis porqué. Su pelo largo y rubio roza sus hombros como yo desearía hacerlo con mis manos. Su color de cabello es provocado tanto o más como mis ganas cada vez que ella se postra delante de mi.

Es buena, dulce y enigmática. Me tiene aprecio pero creo que aún no me lo ha llegado a reconocer. Yo a ella tampoco. Soy un tímido de éstos de segunda fila, que espera como el galán la pasea a su gusto. Pero aún así estoy seguro que es ella.

Es ella por como me trata, como me cuida, como me habla. Es ella por la sencilla razón de que me tiene en alta estima aún no habiéndole dedicado ni un maldito verso en deshora. Es ella por su sonrisa, su mirada, su actitud de mujer noble y fuerte ante la vida.

Es ella por destino, por casualidad y por distancia. Es ella y estoy seguro, aunque ninguno de los dos lo sepamos. Porque siempre me han contado que el amor llega cuando menos te lo esperas y yo creo que a ambos, ésto que os estoy contando, nos va a sorprender por igual.

Es ella, os lo aseguro. Sobretodo por su color. El de sus labios. Porque es la parte que más se cuida en un beso y la que más sabores tiene. Es ella por muchas razones. Por su nombre, por su inocencia. Ella es paz, es mi guerra personal, mi niña a defender, mi bandera a proteger. Ella es también por imaginación. Ésa de verla como una auténtica madre aún no habiéndole preguntando aún si le gustan los niños. De verla vestida de blanco sin saber si quiera, si quiere casarse conmigo.

Y si no lo fuera..., si ésa que está ahí no lo fuera, seguro que ella haría cualquier cosa por serlo. Y ésa debe ser la diferencia entre ella y todas las demás.

Tu Frío Por Mi Calor


Si tiene usted frío no se preocupe, duérmase junto a mis intenciones, que arden en deseos de cubrir tu cuerpo a cariños. Si está helada de sentimientos, póngase junto a mí, que voy a derretirte a besos. Si tiene destemplanza, déjeme darle la mejor medicina a tu corazón. Tome aspirinas de pasión y métase un buen chute de compañía, de la buena, de la de hoy por ti, mañana por ti, también.

No tema si tiene usted los pies fríos, joven dama. Si las manos no calientan en mi pecho, si su nariz la tiene helada junto a mis mejillas. Déjame decirle que muero en deseos de caminar junto a ti por el altar de boda, con el calor de los aplausos de sus familiares y amigos. Que estoy implorando al destino para que sean sus caricias aquellas que me despierten antes que el sol entre cruzando la persiana. Permítame piropear su nariz por encima de su sonrisa y hazme el achuchón en cama que tanto deseé.

Pero si no es así. Si lo que tiene es calor, déjeme también serle útil. Acérquese a refrescarse con ilusiones que jamás te contaron. Si sobra ropa, que sobre, ya se encargarán esas sábanas blancas de recordarnos la noche que pasaron a la intemperie sus ganas y las mías de abrazos no forzados, desnudas en busca de proposiciones en cama de a dos.

Si tiene sed, beba. Aquí tiene agua de vida. Si tiene sudores, acérquese a escuchar historias pasadas que le dejarán helada. Si está usted condenada al infierno déjeme ser su ángel de la guarda que viene a salvarle de tantos cuernos y quebraderos de cabeza.

Sea como fuere, déjeme ser sus treinta y seis grados centígrados. Déjame ser su temperatura ambiente. Aquella que viene tras una mala racha de fiebre y mal estar. 

Deme la oportunidad de cuidar de ti cuando enfermes. Déjame ser ese viejecito que comparte pastillero y mesita de noche contigo. Déjeme ser tu compañero de enfermedades, de salud, y hagámonos viejos juntitos, día tras día, beso a beso, grado a grado.

Hasta que el termómetro reviente de amor.

domingo, 1 de marzo de 2015

Hoy No Puedo


Ayúdame chica que hoy no puedo. Búscame entre los don nadie y sácame de aquí, de este lugar, de éste, mi sino. Mantenme alejado de tanta ignorancia, de seguir siendo uno más, de ser aquel, el que no existe, al que nunca se le enamoró.



Acércate amor, porque hoy de verdad que no puedo. Que no aguanto tanta distancia, que no soporto verte tan allí, que no me he traído las ganas de lejos. Déjame leerte más cerquita. Sé tú hoy esa del cuento y hazme sentir un poco de protagonista. Dame hoy la libertad de seguir siendo esclavo de tus palabras.

Hazme el favor y sé tú hoy ésa que se arriesga. Atrévete aunque sea por cumplir. Con eso me vale. Con poquito me conformo. Sé tu hoy la valiente, la que siempre está ahí. Sé tú hoy ésa que escribe, ésa que espera.

Sin fuerzas estoy para pedirte hoy un poquito de caso. Dame la esperanza al menos que ese día va a llegar. Dame una señal. Aunque sea ahí, a lo lejos. Dime que estoy haciendo lo correcto, que enamorarse de ti merece la pena, que quererte cerca no es algo utópico. Dime que la esperanza es lo último que se pierde y que tu vida y la mía tiene sentido unirlas.

He de reconocerte que mis fuerzas flaquean de tanto en cuanto y que mi ilusión depende de tu mirada, de tu sonrisa, del movimiento de tu pelo. He comprobado que tu ausencia es la mía en vida. Que sin tus gestos no soy más que un ciego que nada le importa ver.

Hoy lo siento cariño, pero hoy no puedo. Te juro que lo he intentado pero es que sin ti soy incapaz de terminar este texto. Que no tengo valor, cariño, poder, motivos. Que no me salen palabras para expresarte que hoy, sin ti, no podré.

Vengo aquí orgulloso para decirte que me puede la humildad reconocerte que hoy yo no estoy para escribirte. Hoy no puedo estar contigo. Hoy no puedo darte un beso, ni llorarte al hombro, no puedo reírme contigo ni sentirte como mi mejor amiga. Hoy no puedo acariciarte, ni si quiera se me permite tocarte. No puedo darle pinceladas a tu vida, ni ponerle lo dulce a la mía. Hoy sin ti no puedo, y me irá la vida en ello decírtelo. 

Reconóceme al menos un detalle. 

Que todos los días no puedo como quisiera.

Pero todos los días quisiera poder.