lunes, 2 de marzo de 2015

Entre Ella Y Todas Las Demás


Es ella. Estoy seguro que es ella. Y veréis porqué. Su pelo largo y rubio roza sus hombros como yo desearía hacerlo con mis manos. Su color de cabello es provocado tanto o más como mis ganas cada vez que ella se postra delante de mi.

Es buena, dulce y enigmática. Me tiene aprecio pero creo que aún no me lo ha llegado a reconocer. Yo a ella tampoco. Soy un tímido de éstos de segunda fila, que espera como el galán la pasea a su gusto. Pero aún así estoy seguro que es ella.

Es ella por como me trata, como me cuida, como me habla. Es ella por la sencilla razón de que me tiene en alta estima aún no habiéndole dedicado ni un maldito verso en deshora. Es ella por su sonrisa, su mirada, su actitud de mujer noble y fuerte ante la vida.

Es ella por destino, por casualidad y por distancia. Es ella y estoy seguro, aunque ninguno de los dos lo sepamos. Porque siempre me han contado que el amor llega cuando menos te lo esperas y yo creo que a ambos, ésto que os estoy contando, nos va a sorprender por igual.

Es ella, os lo aseguro. Sobretodo por su color. El de sus labios. Porque es la parte que más se cuida en un beso y la que más sabores tiene. Es ella por muchas razones. Por su nombre, por su inocencia. Ella es paz, es mi guerra personal, mi niña a defender, mi bandera a proteger. Ella es también por imaginación. Ésa de verla como una auténtica madre aún no habiéndole preguntando aún si le gustan los niños. De verla vestida de blanco sin saber si quiera, si quiere casarse conmigo.

Y si no lo fuera..., si ésa que está ahí no lo fuera, seguro que ella haría cualquier cosa por serlo. Y ésa debe ser la diferencia entre ella y todas las demás.

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