viernes, 6 de marzo de 2015

Mi Única Oportunidad


La vida funciona con casualidades. Tu amor, tu pareja, tu vida no está en ningún motor de búsqueda esperando a que encuentres con un solo click todo lo que se desee encontrar.

El que te corresponderá seguirá sin aparecer mientras te obsesiones en darles oportunidades a aquellos que buscaste, seguramente sin maldad, pero con un gravísimo error, la prisa.

La casualidad se viste despacio entre cualquier relación de pareja que te rodee y el azar juega a los dados con una alevosía digna de jugador experimentado. Todo con la tranquilidad que le proporciona el caos. Y por ahí, entre medio, andamos tú y yo.

Las oportunidades se te aparecen cuando el destino le gana una partida a este astuto y cruel aliado pero nunca te advierte cuando será la jugada final. Por eso se piensa que estamos llenos de oportunidades y en algunas de ésas estará la que conjunte sus ganas con tu corazón.

Al menos hay una oportunidad que siempre la tenemos escondida sin querer, y por fortuna o desgracia, nunca nos abandonará. Siempre le tenemos puesto el miedo y es por ello que tanto nos hace equivocarnos. Siempre está llamando a la puerta de tu fortuna y siempre le damos el portazo en el más doloroso abandono del "tú no".

La oportunidad perdida la tuvimos delante de nuestras narices dándonos besos y detalles como pistas de que ésa era, y la desperdiciamos por temor a pensar que fue una oportunidad más de tantas.

Si algún día te levantas oportuna con la seguridad que nos falta, con la intención y las ganas de morder, con los sentimientos a flor de piel, no dudes ni un momento y demuéstrame que el día que nos perdimos, nos equivocamos al desaparecer.

Si tu ropa ya no conjunta con tu sonrisa, si tienes la oportunidad herida, las lágrimas fáciles de lo que pudo ser, si el rimel sobraba en cada oportunidad anterior, y si se lloró más que se habló, desnude esa oportunidad vestida de inoportuna, desmaquille el falso color de rutina y sonríame en cada ocasión que le brindaré.

Búsqueme que seguro que sabes donde encontrarme. Si tienes la oportunidad, aprovéchala, que si me buscas me encuentras. Porque aunque aún no te conozca, aunque aún no hayamos tenido la ocasión ni el gusto de besarnos, aunque jamás salga una jugada hacia tus labios yo siempre voy a pensar que serás mi oportunidad. Mi oportunidad querida.

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