martes, 31 de julio de 2018

Por si me andabas buscando

Aquí te lo dejo. Escrito de puño y letra para casi siempre. Para casi siempre, si. Un término futuro que deja mucho que desear. Como casi todo lo que hiciste a posteriori. Como casi todo lo que te atrae a leer a este maldito lugar. Pero ya que estás aquí quédate con una sola frase: Por si me andabas buscando.

Que por si hubo un día que me perdiste, que sepas, que aquí, sin querer, me dejaste. Y que aquí es donde mejor me podrías encontrar. Al sitio donde mejor se esconde mi figura, y donde mejor, sin embargo, me puedes desnudar. Un sitio donde cada letra cuenta, cada sonrisa, alarga, como ves, una frase más.

Por si me andabas buscando, seguro que estaba a pocos deseos de tus ojos, y algún que otro sueño de tus labios sin pintar. Seguro que fue todo como ellos, tan natural. Mis ganas locas de esconderme. Tus sutiles maneras de irme a buscar. Medido con unas unidades que mandan al mísmisimo diablo a todo el sistema internacional. Y acuña una moneda propia: las ganas de volvernos a encontrar.

Una deuda que tienes conmigo que sóla tú tendrás que pagar. Y cada vez que pasa el tiempo, la moneda se revaloriza cada vez más. Además con el corolario de que ya no son tus ojos los que piensan mandar, bajo un teorema que dice, que fuiste tú, aquí, la primera en llegar.

Y en el cariño, el que primero llega, la paga. Así que empieza a apoquinar. Como doscientas monedas de esas que solo tú sabes dar. Con tanto desparpajo a la ignorancia que ni yo me sé tu nombre, ni jamás te he oído hablar. 

Que si me andabas buscando, aquí te dejo mi enlace, mi twitter y alguna que otra red social. Un sitio donde nunca supimos vernos, pero que seguro, a partir del punto final, irás a irme a buscar. 

Que por si tú me andabas buscando, amor, yo ya sabía como dejarme encontrar.