miércoles, 26 de agosto de 2015

Te voy a sacar los colores


Me encantaría, si te dejaras, darte un beso en el rosa de tu cara. Besar la piel dulce y sensible que se vende como apetecible. Agarrarte de la mano y notar el suave de tus dedos, y paseando contarte que hoy, casi al final del verano, te voy a sacar los colores.

Me dan igual tus vergüenzas, tus miedos más oscuros y tu pasado color añejo. Hoy vengo a decirte lo guapa que te has coloreado y pienso recalcarlo hasta que te des por aludida. Porque para gustos los colores y yo, en mi querer tengo una gama de tonalidades dispuesta a gastarla frente a tus labios.

Y hablando de ellos. Me encantan el rojo casi granate de tus labios de noche. Esos que piden un contacto de escasos centímetros. La unión del ansia por querer tocar sin tacto. Probarse. Morder. Besar rojo.

Y me gusta el verde de tu mirada. La esperanza de volverlos a ver. Los ojos que cautivaron no sólo con mirar sino también con colorear mi sonrisa. Aquella que fue prisionera de verdes, de iris irresistiblemente coloreados.

Podría seguir con el negro del rimel de tus pestañas, o el color de tu cabello, que mezcla el castaño con el amarillo del sol del verano. Podría decirte lo bien que te queda el blanco de tu sonrisa, el celeste y el gris de cuando lees y no los mensajes que te dejé por mitad del camino.

Tengo, como ves, todos y cada uno de los colores puestos en tu presencia. 

Y así te coloreaba yo. Sin salirme de la línea. Ésa que nos separaba entre el color de tu olvido y el blanco de un folio. Y podría poner una escala de grises entre el rechazo y tu ignorancia. Pero prefiero poner el blanco de tu traje de novia, el celeste de nuestro primer hijo, el rosa palo de la niña que heredará tus ojos y el oro de nuestras alianzas. 

Hoy voy a sacarte los colores. Porque aún quedan muchas cosas por pintar. Entre ellas tu amor.

El que siempre dudo cómo colorear.

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