miércoles, 19 de agosto de 2015

Cuatro Palabras


Cuatro palabras. Con esas terminó lo que ella empezó. Porque sin ella estoy seguro de que ésto no hubiera tenido con quién empezar. Me citó para dejarme. Irónica hasta el último momento. Se dejó querer hasta el último minuto. Fue querida hasta el final.

Y por primera vez empecé a echarle cuenta. Empecé a quererla un poquito menos. No fue fácil pero lo intenté. Parecía una lucha entre mi corazón que descubrí que siempre fue mío, y la razón, que siempre la tenía ella.

Cada vez que se me ocurría un detalle, esas cuatro palabras retumbaban entre mi locura y su orgullo. Alguna vez mostré debilidad y ahí me encontraba a veces, queriéndola de más. Rompiendo el guión que yo desconocía pero que ella tan minuciosamente había preparado.

Así es el amor cuando escribes de desamor. Que lo parece pero que ni de lejos es. Y el problema es que quién lee se lo bebe sorbito a sorbito sin querer queriendo. Recién exprimido del que te amó. Siempre a su gusto y a tu disgusto.

Por eso ahora después de cinco años te das cuenta que sus cuatro palabras tienen sentido. Porque te enamoras de quién no debes y escribes y escribes. Y mientras la muy querida lleva más de diez textos leídos por lo bajini, tú solo te has tragado esas cuatro palabras que en su día te dijo alguien que dejó de amarte. Y que por aquel entonces no entendías pero que ahora no estaría mal que cobrasen sentido.Y por un momento te gustaría oír de esos labios nuevos que tampoco te quieren aquellas cuatro que  lo dejan todo tan clarito a día de hoy.

Esas cuatro palabras que solucionarían los treinta o cuarenta textos que vienen detrás de éste. Aquellas cuatro palabras que dicen,

No me quieras tanto.

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