martes, 11 de agosto de 2015

Querer es Esperar


Me preguntaron una vez, no hace mucho, qué es para mí querer. Respondí sin pensar: Querer es Esperar. Se me podría haber ocurrido cualquier otra acción menos inquietante o pasiva pero ahora que lo pienso, sin dudarlo, diría que esperarse es lo más bonito que puede hacer alguien por ti.


Intenté poner ejemplos que jamás viví pero que, me gustaría tener algún día. Me puse a contar sueños que alguna noche tuve y que a la mañana siguiente quería revivir y por tanto, esperar a que ocurriesen. Ése fue el primer ejemplo. Le dije que querer es estar arreglado, vestido, llegar tarde a un acto y esperarla. Esperar a que termine de maquillarse, arreglarse, ponerse más guapa si cabe.

Rozarse la piel mientras ves una película, cenas o paseas. Eso es querer. Y también esperar. Porque esperas un beso, un abrazo, un final de película en cama. Esperar la ropa desordenada en el suelo, las sábanas deshechas. Querer es impacientar las ganas. Morderse la lengua y sentir. Esperar besos en cualquier parte del cuerpo. Esperar es pasión, pasión sin previo aviso, sin premeditación, pero con mucha, mucha alevosía.

Imaginar un futuro, o ya no un futuro, sino un presente muy cerquita es también esperar. Y si lo haces con ella, es quererse. Tomar lápiz y papel y escribir qué cosas quieres para tu hogar, qué cenareis mañana, la lista de la compra, ciudades para viajar. Todo eso se hace con cariño, con una espera que ilusiona y enamora.

A veces esperar es un poquito más duro. Pero no deja de ser querer. Por ejemplo, el amor no correspondido esperando el amor no enamorado. O el detalle que nunca llega, las palabras que no se escriben y queda mudas. Todo eso es esperar de lo lindo. Querer de vicio. Amar sin por qué. Se puede amar sin estar enamorado, al igual que se puede uno enamorar sin ser esperado.

Me incluyo en todas las nombradas anteriormente, le dije. Me gusta esperar tanto como querer. Cuando terminé de justificar mi espera, mi querer o como quieras llamarlo, respondí: Y por todo eso para mí, querer es esperar. Por eso para mí, querer es esperar-te.

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