miércoles, 12 de agosto de 2015

Desear


Desear es querer con fuerza algo flojito. Desear es lo más parecido a soñar despierto. Es llevarse todas las ganas al mundo de las casualidades y ponerle colores. Es decorar lo inmediatamente inaccesible. Una prueba a modo de errores. Querer empezar.

"Te deseo" es lo mejor que te pueden echar en cara. Creo que sustituye a la hipotecada "te quiero". "Te deseo" dura lo que tú quieras que dure. Un "te quiero" se acaba cuando el otro desee que acabe y te pegas semanas ahí, pagando la letra, la hipoteca, que le prometiste al banco de tus "ex", que de un día para otro, olvidaron hablar para aprender a gritar.

No vengo a contaros nada nuevo. Lleváis una vida deseando cosas que no llegaban y queriendo elementos que no mostraban un ápice de deseo. Que no deseaban.

Pero nos hemos propuesto como gatos negros desear al deseo. Ilusionarnos por la ilusión. Enamorarnos de enamorarse. Hemos tirado la casa por la ventana y hemos ido al "Deseomercado" y nos hemos gastado lo poco que teníamos en todo lo que queríamos. Perdón, deseábamos.

Asimilamos que estábamos de paso, y vivimos cada día de ese deseo como algo inesperado. Te sorprendes, te encoges de hombros y lo disfrutas, porque sabes que es probable que sea el último día de esa experiencia, persona o relación en tu vida.

Pero no. Al día siguiente, te vuelven a ganar, y aquello sobrevive 24 horas más. Esa persona se empeña en joderte el pesimismo, te suprime todos tus "ya lo sabía...", te desea, y te consigue sacar una sonrisa un día más, además diferente siempre, y casi sin ningún esfuerzo. Y todo esto hace que eso de desear tenga su puntillo, tenga su morbo.

Morbo el que da desear sin condiciones. Aunque suena caro, es gratis, nunca vacío, y encima si deseas dos veces seguidas, siempre hay una tercera. Desear es amar de dulce. Probarse en cuerpo de otro todas las ilusiones y plasmarla a modo de pecado en las curvas de la tentadora provocación.


Desear es pensar en lento todas las cosas que quieres que vengan deprisa. Es como soñar despierto pero con muchísimo más aprecio, más cariño. Es instante fugaz acaramelado. Azúcar al corazón. Es el preludio de ilusionarse y la antesala del te quiero.

Es empezar a querer. O querer terminar queriéndote. Como tú quieras. Como desees.

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