domingo, 21 de diciembre de 2014

Una esquela a tiempo

Lo primero a la familia y al país. Hay que ser educado. Enhorabuena. Por fin dejaréis de ser familia o país de éste que os representaba. Enhorabuena, en serio, porque por fin volveréis a ser una familia o país normal, sin ser prejuzgada por los adjetivos descalificativos que le atribuían al fallecido.
Segundo a la ex-pareja del difunto y a Gallardón, porque fueron los que guiaron el camino a seguir, y éste sigue sin pillar la indirecta.
Enhorabuena a los hijos y al futuro ministro de Educación, porque tuvieron la suerte de tener un ejemplo de como no hacer las cosas.
Enhorabuena a la viuda por el cargo en el ministerio que se ganó a base de sudor en una cama de matrimonio. Enhorabuena por conseguir trabajo en los tiempos que corren, y encima cerquita suya, ¡qué casualidad!.
Enhorabuena a los compañeros de partido; a la de sanidad, que lo celebrará con confeti como yo, al de hacienda por ser el próximo en dejar de respirar, al de industria, que por no hacer ni sale en los periódicos, a la de trabajo por ser ministra de algo que no existe. A las instituciones públicas que por fin al unísono con la ciudadanía podrán decir de una sola voz "uno menos".
Enhorabuena al enterrador por adelantado, porque va a hacer el mejor trabajo de su vida, va a ser envidiado por esos minutitos de gloria enterrando, y enhorabuena a todos esos estudiantes que no lo tendrán que aguantar con la misma soberbia que se escribe una esquela en vida.
Murió el mejor sondeísta de opinión, el mejor técnico en investigación de audiencias. Le recordaremos por todos esos años que estuvo ajeno a la política y haremos un funeral de estado por cada año que estuvo ahí puesto a dedo para convencernos de lo que ni él se creía, ni sabía, educar.
Invito a celebrar el entierro a modo romano-ana-mato. Vino, confeti y carreras de caballos en un anfiteatro. Luego, para conmemorarle, una obra que nos recuerde a él: "El fantasma de la ópera".
Escribo esta esquela a tiempo porque quiero ser el primero en decir lo que todo el mundo piensa y que nadie se atreve a decir. O al menos ser el primero en no maquillar las palabras. Escribo esta esquela a tiempo, aún con el fallecido en vida, porque sé que habrá represalias si lo escribo el día de su verdadera desgracia. Escribo esta esquela a tiempo porque a buen encuestador pocas palabras bastan.
Escribo esta esquela a tiempo para ver que los únicos que están escribiendo una esquela a tiempo son los ineptos ministros de educación que colman los palcos del Bernabeu mandato tras mandato, y vemos como la educación muere año tras año.
Y a ti, lo siento profundamente. Mi más sincero pésame al infierno, al diablo o aquel que tenga que verte el día de tu juicio final, hijo de la gran puta.
Firmado: Q.D.E.P.

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