domingo, 21 de diciembre de 2014

Jimena

Ella se llamaba Jimena. Su voz frágil pidió una caja de ceras y un dibujo que colorear. Su cuerpo seguido de un gotero gris, se sentaba a la mesa buscando un don Quijote que la sacara de su apuro.
Yo sin sentirme tal caballero, me conformé con ser su Sancho Panza y acompañarla en un viaje en el que tuvimos que hacer puzzles de Blancanieves y dibujar molinos de viento en el prado.

Ella estaba curada de espanto. Yo estaba enfermo en evasión. Ella jugaba como un adulto. Yo como un niño.
Parecía que el gotero lo llevaba yo...
Repito, que el enfermo era yo.
Gracias Jimena.

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