domingo, 21 de diciembre de 2014

Apagada

Ella vino como de costumbre. La capital de Bulgaria llegó. Repeinada, con su bolso rosa de una cantante famosa entre sus edades. Su pijama,a juego con el bolso, relucían en aquella habitación.
Ella venía acompañada de una chica musulmana con nombre español. Eran compañeras de cuarto, de habitación, de enfermedad, de edad, de juegos. De todo. Pidieron folios gigantes y pinturas. Acuarelas, pinceles, agua. Todo ante la atenta mirada de su hermanito, o hermanita, que yacía en el vientre de la madre a punto de dar a luz.
Luz que iluminaba la tarde de aquel chico que no se podía levant
ar de la cama. Y aquí, uno que pasaba por ahí, improvisando de matemagia, para que aquella familia se pudiera tomar un humilde café a gusto. Todos menos la madre que sirvió de acompañante en cada truco de no-magia.
Y así pasó la tarde de Martes. Y así acaba el día para aquella niña con el mismo nombre que la mujer de Poncio Pilatos. Ésta que reía con cada juego de mesa que le ponías delante de sus ojos y de su madre. Aquella madre que alucinaba con que ese ratito de dos horas existiera los martes para fumarse un cigarrillo que calmara sus nervios de hospital.
Y rondando los tres cuartos de reloj se echaron las persianas para no recordar que hoy; la play, no había sido jugada por el pequeño L. Que hoy nadie había pedido el juego de Ratchet & Clank Future. Que hoy la play, estaba apagada.
"Esperemos que para bien" dijo la pequeña capital de Bulgaria con menos edad que tú, pero con más palabrería de la que le corresponde a su edad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...