viernes, 26 de diciembre de 2014

El cómo y el cuándo es lo de menos

Me levanté sin dolor de cabeza, sin problemas en las articulaciones, sin dolores, pero parecía que el destino caprichoso quería que fuera. Mi morfina estaba esperándome en ese aula de hospital destinada a gente como yo, a curar almas rotas, a suturar heridas, a cicatrizar los errores.
No os lo vais a creer y sé que os sonará hasta raro, pero sí, hoy ha sido‪#‎ViernesDeHospital‬. Y entre otras cosas ha sido el día que más he aprendido allí.

Se presentó con su batín celeste y una enorme cruz hecha de esparadrapo en la cabeza, nuestro amigo con nombre de santo. Era tímido, normal a sus siete años. Su afán era ser médico. Con él aprendí que lo sueños, a veces, los construye la experiencia, y mi amigo Lucas de hospitales entiende un rato. Me enseñó a que soñar es gratis y que querer es poder. Que sea la edad que tengas, hazlo ahora, ya, porque soñar no entiende de tiempos y que como lo hagas es lo de menos, porque soñar no entiende de formas, ni de procedimientos. Qué no importa el cómo y mucho menos el cuando.
También en el hospital, aunque creáis que no, se entiende de amores. Mirad, mi amigo Juanmi seguía allí. Ese chico que iba en silla de ruedas. Ese mismo me contó que el amor existe. Me contó que tenía una novia. Se llamaba Clara. Dice que él iba todas las tardes a verla, porque ella no podía salir de su habitación. Clara estaba aislada en la planta de Infecciosos. ¿Alguna vez habéis pensado cuál fue vuestro primer regalo a vuestra pareja? ¿Fue bonito? ¿Ella o él lo querían desde hace tiempo?
¿Sabéis cual fue el suyo? Unos walkie talkies. Imaginaos. Juanmi en el pasillo junto a la ventana de la habitación de Clara. Clara postrada en la ventana esperando a que aparezca su voz del exterior y ambos con sendos walkie talkies. Ahí descubrí que el amor existe, y que da igual que sea ‪#‎MartesDeHospital‬ o #ViernesDeHospital.
Ahí descubrí que amarse es bipersonal, que no necesita contacto y muchísimo menos excusas. Que en el amor todo es perdonable, un aislamiento, una silla de ruedas, una infección. Que amar no entiende de tiempos, ni de edades. Que amar no conoce enfermedad y que amarse, es la enfermedad más contagiosa y letal del planeta. Pero hoy he aprendido algo muy importante de amarse: que no importa dónde y,
Que lo de menos es el cuando, y mucho menos el cómo...

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