domingo, 21 de diciembre de 2014

Carbón en casa de Pola

Queridos Reyes Magos,
Ella se llamaba Pola y tenía siete años. Su pelo castaño oscuro y liso caía en el batín de franela rosa que tapaba su pijama celeste de hospital. Se me presentó con dos besos en las mejillas. Ahí ya me encandiló.

Sin estufa o copa y sin ropa camilla estábamos los dos sentados en una mesa contándonos que era el uno del otro. Yo escuchaba atónito su sabiduría popular. Enseguida descubrí que a ella me unía un lazo de martes de hospital.
No me separé de ella en dos horas. Me contó que su cumpleaños era el día 8 de Enero y le daban todos los regalos de golpe. Entre muchas cosas os había pedido el disfraz de la sirenita, pero ojo al dato, ¡cuando se casa!. Me preguntó que si yo quería algo pa' Reyes en su casa, porque ella le pide a su perro, a su abuela, a su mamá... Yo le dije que carbón, que este año me había portado muy mal.
Se lo apuntó en una libretita rosa y me dijo que ustedes siempre van a su casa, que nunca fallan. Su promesa de niña me supo a sinceridad. Además estaba invitado a comer tarta. Y que no me preocupara, que el carbón de ustedes es dulce.
Queridos Reyes Magos sólo os pido una cosa. Denles salud a Pola para que el 8 de Enero ella se acuerde de mí, cuando vea que aún habiéndose portado tan bien conmigo, hay carbón dulce en su casa...

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