domingo, 21 de diciembre de 2014

Tirar la casa por la ventana


Todo al gusto. La entrada repleta de detalles, de ideas felices. Decorada con un toque de amabilidad caballerosa de los años treinta, de apoyo, de altos vuelos y duelos. El pasillo hasta el fondo del corazón, del hogar, de eso que llaman amor. Largo, infinito, con la alfombra del todo a ti, con los cuadros de paisajes sin visitar y vacíos esperando las fotos de los retoños que nos prometimos tener.


El salón, la sala de estar y del saber estar. Y sobretodo, del saber no irse. De la educación tan carente en estas nuevas generaciones de nuevas casas. Y las no tan nuevas. El sofá, el lugar de la tranquilidad, el del sexo salvaje, el del aquí te pillo, aquí te amo. El de comer, el de saciarse juntos. El del estampado en quererse, el rinconcillo del calor, humano, noble, perenne.

La cocina de los manjares. La de trabajar juntos. La de hacer natillas para la niña de la casa, la de hoy cocino yo. La cocina de salida de desayunos con cariño en bandejas de madera veraz, la de los fogones del cariño. La cocina construida por familia y enriquecida con pintura colaborativa. La cocina de dos.

El garaje de los trastos. Los que nos echamos en cara y los que olvidamos. Los que guardamos, sean buenos o malos. El garaje de artillo. El de los libros de antaño. El que me guía a saber quererte, el que comparte profesión con el que escribe hoy a su clon de manías. El corazón irrepetible. La orma del zapato de tu mayor. El matrimonio cordobés que te corre en sangre.

El cuarto de baño. El de al fondo a la derecha. El de duchas por calor y amor. El que te tiene un espejo que te ve todos los días. El baño coqueto que cuenta los rizos de tu cabello largo como mis errores cometidos.

Y por último la ventana. Esa que no conjuntaba con nada. La que da de puertas pa' fuera. La que no nos convenció y aún así la pusimos. La que recelosos nos hacía ver que cometimos un error. Uno en toda esta infinita variedad de elecciones. La ventana, una ventana de equivocación. Una triste salida de nuestro hogar y relación.

¿Y por eso tiramos la casa por la ventana?

Y digo yo, ¿por qué no tiramos la ventana a cambio de volver a la casa?

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