domingo, 21 de diciembre de 2014

Mi color favorito es verte

Ponte las tonalidades que quieras, píntate como te dé la gana, compleméntate con alguna de tus sonrisas devastadoras y perfúmate con ese olor que dice conóceme.
Haz lo que quieras, cariño. Si me apuras, hazte lo que quieras. Siempre y cuando no me escueza, hazte la distante, la valiente, la deseada, la lejana, la que llegó. Sólo prométete que hagas lo que hagas no seas la primera en irte, porque el que se queda paga las pinturas, y el color roto sale caro, y no estamos para que nos salga más caro el marco que la foto...

Vístete con el que mejor te pinte. Algo encontrarás en el desván de lo que nunca creíste que te sentaría bien. Yo prometo convertirlo en el armario de aquello que nunca desecharás. Rosa, azul, amarillo, poco va a importar el color que vayas a traerte. Eso sí, intenta que tus andares no sean blancos o negros, que son los peores tonos que le sientan a una mujer frente a uno que todavía no tiene claro su color favorito.

Cuando te mires al espejo proponte no ruborizar a la de enfrente. Ya de eso me estoy encargando yo. Cuando salgas a la calle que no se te olvide ponerte el abrigo de la vergüenza. Porque la timidez enamora. Porque la sencillez encapricha. Porque aquí lo que se pretende es encandilar despacito, colorear sin pasarse de la raya.
Por fin, cuando sepas encuadrarme dentro de un lienzo en blanco podrás averiguar que de todos los tonos que te pusiste para impresionar, hubo uno que nunca dependió de una paleta de colores. Porque cuando por fin puedas mirarme a los ojos podrás darte cuenta de cual es mi color favorito.
Porque mi color favorito te dibuja en tiempo y en momentos. Porque mi color favorito es de éstos que ensanchan las pupilas.
Porque mi único color favorito es ese, verte.

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