domingo, 21 de diciembre de 2014

Sentimiento de Pulpa


La buscas, reconócete que la buscas. Que te pegas meses pegándole patadas al naranjo buscando el o la que podría ser tu media naranja, verde, príncipe azul o gato negro.
Porque ya el color poco importa. Como todo. Poco importa que madure, que sea recién sacada del huerto o que tenga vitamina D y oligoelementos. De verdad, que ya no importa. Porque nos hemos mal acostumbrado a que lo único que merece la pena es como la gastamos en vida, como la consumimos sin darnos cuenta.

Ahí, sin temor. Aprieta con fuerza, que contra más hagas, más jugo sale. Corta la media naranja por la mitad y no te preocupes si hubo un antes y menos si habrá un después. Que la sangre llegue al río porque el zumo que se desprende sabe bien y si amarga con un toque de azúcar va que chuta.

Si no nos ha temblado el pulso al coger el cuchillo no nos va a temblar ahora para ahogar este trozo de fruta en un exprimidor casero. Saquémosle todos los prometisteis y todos aquellos hilitos que nunca se dijeron. Exprimamos al máximo todo lo que nos vendieron y lo que compramos. Porque caer cae todo. Tanto lo que sobra como lo que nunca faltó. Y ya se encargará el colador de calar lo que le parezca, porque a día de hoy ya no se distingue entre lo que sobró y lo que faltó.
Y así es como nos sentimos cuando creemos estar al borde del vaso lleno. Y así con toda la culpa esparramada por la cocina nos entra esa ansiedad por no saber valorar la vitamina que perdimos por no tomarnos la vida recién exprimida.
Y parece que se nos acaba, que ya no hay donde hubo. Que no hay remedio ni opción que estabilice este estropicio. Porque creemos que lo que se corta se acaba. Y si se acaba se acabó. Somos así de extremistas. Del blanco al negro sin tener en cuenta que ya los colores, como dije antes, poco importan.
Y como la confianza ciega, al naranja lo tratamos como creemos que se merece. Y si es a la media naranja más nos enzarzamos con ella. Porque para desahogarse siempre viene bien un buen zumito de “ya no es lo mismo” o vitamina “no eres tú soy yo”.
Y estando toda una encimera detrás de la búsqueda de la media naranja no nos damos cuenta que hubo otra media que nunca se llegó a exprimir y que se cortó igualmente. Porque quien no te dice a ti que esté ese ahí, esa naranja entera con un corte dado a lo largo de su inmadurez vida. Quién te dice a ti, que no esté ese currándose día a día, tras ese golpe de cuchillo, ese sentimiento de pulpa, en silencio, sin que nadie se entere, pero con la esperanza de que un día pueda decir sin cáscaras y huesos;
Cariño, ¿te preparo un zumo de naranja?

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