
Empezad desde pero. Sí, desde pero.
Empezad a reprocharos todos los “aunque” que os faltó al término de algún buen acto. Recordad todas esas frases idílicas que pudieron acabar en “aunque”. Fue bonito aunque… Me lo he pasado genial aunque…
Empezad por los “si no”. Esos que evidencian lo que realmente se quiere detrás de una mentira. Os pongo un ejemplo: Dile que la odias si no quieres seguir sufriendo. Una verdad, detrás de una gran mentira.
Empezad por deciros todo eso que se quedó en el tintero. Todo eso que tuvo algo más que no se dijo. Empezad por todas esas cosas que faltó decir por falta de valor, porque parecía obvio, o porque no encontrasteis la conjunción correcta.
Empezad desde pero. Pero por favor, empezad. Porque es que sino esto no tiene vida. De verdad os lo digo. Os va a costar unos cuántos “aunques” que os devolverán al punto de inflexión, y vais a estar condenados a quereros lejos, y eso no es de agrado para ningún corazón herido, pero querido.
Empezad desde pero porque es imposible que lo vivido merezca ser atribuido a cero. Y negarse a empezar desde cero, porque desde cero empiezan los que antes no tuvieron nada. Y no sois dignos para llamar a todo eso que pasó entre noche y noche de reyes magos, nada.
Empezad desde pero. Si quieres empiezo yo:
Pero te quiero.
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Escribe bonito...