Arruinado en amores y con una mirada perdida al muro de las lamentaciones. Con las ilusiones puestas en un bombo que gira para dar uno de los mejores premios que se puede recibir en vida: tus ojos.
Y tú girándolo. Con el poder y la potestad de pararla o seguir moviéndolo, provocando estas ganas desmesuradas.
Y en la otra parte frente a ti, mis labios. Pidiéndote suerte, besos, y una copa de perdón añejo. Y detrás de mi, mis miedos, que apostaron a que salía de todo menos valentía.
En la mesa del jurado tus sentimientos. Aparentemente fríos, desconfiados, y anotando todos los errores que cometía para penalizarme la cuantía de tus deseos.
Y en riguroso directo, retransmitido para todas aquellas personas que también apostaron por ti en nombre de amantes, exnovios, y apetecibles.
Porque amarte se está convirtiendo en una lotería. Y como en todas ellas no podemos evitar buscar el número que nos represente en pareja. Y día a día mi corazón apuesta todo lo que tiene al billete con la fecha en la que nos prometimos.
Y llega un nuevo sorteo, y tú y yo sin conocernos. Y sale el número premiado y tú y yo sin sabernos la fecha de nuestro encuentro.
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Escribe bonito...