domingo, 21 de diciembre de 2014

Felicitardes

Como ese día que queda marcado en el calendario a capricho de tus mayores. Como ese gusto amargo de fama de entre tanto y tanto. Como el día que nunca elegiste para ser el elegido.
Como cuando llega tu pareja y tu ex y agarraditas de la mano te sueltan las primeras palabras en ponerse de acuerdo, por una vez en sus vidas. Con lo jodido que es eso. Con lo difícil que lo hacen y lo fácil que resulta.
Como cuando tus redes sociales explotan ante tanta imaginación frustrada. Y con alarde de espontaneidad te recuerdan que los tirones de oreja van a más. Como cuando conoces la gloria del éxito y el éxito sin gloria.
Como si fuera el único día que creces, y no sólo de huesos. Como el día que cumpliste la mayoría de edad para beber y llevabas años bebiendo. Y en el DNI la misma cara de idiota que cuando le sonreíste a una desconocida con una cámara de fotos a cambio de nada.
Como el día que llegan puntuales a su cita. Y te los ves ahí expectantes a que les aplaudas con todo el cariño de tu existencia. Y ni se te ocurra pasarte 24 horas porque las consecuencias son las mismas por lo que andan aquí: un año.
Y siguen ahí plantados a que con una sonrisa le digas gracias, no hay de qué o incluso un emoticono de éstos que no motivan nada.
Y les dices felicitardes pensando en que mañana no estarán ahí para preguntarles porqué cojones llegan un año tarde. Y que nadie se dé por aludido. Que hablaba de esas promesas que nos prometimos justamente hace un año delante de una tarta con una velita menos.
Y después de tó' ésto, felicitardes, porque haber que me propongo de propósitos a estas horas para que vengan un año después a decirme lo poquito que hemos cumplido...

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