sábado, 31 de octubre de 2015

No te vayas a enamorar

No te vayas a enamorar. Haznos un favor, no te me enamores. Aunque lo estemos haciendo muy bien incluso fuera de las sábanas, pero por favor, no te enamores.


Déjalo estar. Que así nos va muy bien. Quiéreme igual de flojito que siempre. Quiéreme así de bien. Quiéreme como hoy. Ni más ni menos. Así. Que no falta, pero que además, no nos vaya a sobrar. Porque no se trata de exigirse cada día más, sino precisamente de ver que cada día que pasa, necesitamos la misma cantidad. Dejémonos ese sabor en los labios de quiero más. Pero sin que sea más. 

Y eso no es quererse mal. Eso no es quererse menos. Eso es demostrar que cantidad no es calidad. Que si nos queremos no nos lo tenemos, ya apenas, que demostrar.

Que no te vayas a enamorar. Que nos veo venir. Que cada vez hay más sentido en el beso. Que cada boca ya es menos dueña de quien la posee. No te enamores que a saber cómo puede acabar todo ésto.

Bueno, yo sí que lo sé. Pero no te vayas a enamorar, ¿vale? Prométemelo. Dime que no vas a quererme tanto tanto tanto que al final llegue a sobrar. Dime que no lo harás. Que no vas a empezar a pedir fuera de carta. Dime que ninguno de los dos vamos a sufrir. Que va a ir todo bien. Bueno eso no me lo digas. Eso bésamelo. 

Muérdeme todas las ganas. Aquí bajo mis mejillas dime que no te vas a enamorar. Que nos queremos muchísimo. Que nos tenemos un sitio guardado en el destino. Dime que sí. Que no hubo nadie que te pidiera que no te enamorases de él. No te vayas a enamorar por una razón muy sencilla.

Porque si te enamoras tú, me enamoro yo. Y entonces ahí, a ver quién nos iba a parar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...