martes, 27 de octubre de 2015

Esos Enanos


Queredlos. Queredlos como si no hubiera un mañana. Como si no hubo un ayer. Queredlos porque como ellos no los hay. Y da igual que los hubiera porque, os digo yo que, de haberlos, ustedes no los veríais con los mismos ojos. Que no hay dos repetidos. Y sin embargo, que cada uno es igual de especial.

Queredlos. Queredlos porque es la única manera de que sanen contra esta barbarie de mundo. Enseñadles lo antes posible qué es el cariño, el amor y el ayudar antes de que vean una pistola por la tele, un cáncer con forma de todo menos de horóscopo, o un cuerpo como el suyo ahogado en una playa de Turquía.

Cuidadlos, pero sobre todo queredlos. Queredlos por encima de cualquier religión. De cualquier cosa. Ponedlos los primeros en todo. Quitaros el traje, dejad las tarjetas black en esa bandejita, y pensad un poquito menos en ustedes y un poquito más, en todos los demás. Venderos el alma al diablo por ver que si ellos la necesitan, tú se la darías sin dudar.

Cuidad que mañana os sigan llamando papá, abuela o tía. Porque nadie va a venir a deciros ese vocabulario tan necesario en una vida. Porque no hay otros que os la vayan a regalar. Romped las fronteras de cualquier nación hasta tal punto que la compresión no quepa en ningún país. Y hacérselo ver. Porque ellos, mañana son el futuro de lo que tú dejas aquí de mal. Ponérselo un poquito más fácil de como te lo pusieron a ti la guerra de Irak, el blanco y gris de la tele franquista o las becas de Wert, si es que hubo alguna. 

Preocuparos de que no les falte de nada. Si enferman, estad bajos los pies de su cama o cuna y tened siempre una cara de 'no pasa nada'. Tened siempre una sonrisa de esas de 'todo va a salir bien'.

Queredlos porque son vuestros hijos. Queredlos porque son vuestros nietos, sobrinos, niños del mundo. Los que mañana van a cuidar de ustedes cuando vuestras fuerzas digan 'ya no puedo más'.

Queredlos porque nadie va a venir a daros lo que ellos os podrían devolver de cuando estaban en tu lugar. De cuando eran ellos los que débilmente podían hablar. De cuando apenas podían caminar.

Queredlos porque esos que no levantan un palmo del suelo, mañana os sacaran una cuarta de amor que sólo ustedes le pudisteis enseñar. Queredlos porque al fin y al cabo son sólo, niños.

Esos enanos, a los que un día decidisteis tener. Enanos a los que un día y para el resto, os propusisteis verlos crecer.

Verlos crecer. Verlos, crecer.


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