martes, 13 de octubre de 2015

Mi mejor amiga invisible Poma


Tú no sabes jugar si no has probado a hacerlo en el suelo. Tú no sabes jugar si nunca te has tirado por ahí en medio, donde sea, y te has puesto a jugar a las cocinitas con una niña de pijama celeste. Tú no sabes jugar si nunca lo has intentado en un #MartesDeHospital.

Tú no sabes jugar si nunca has tenido un amigo invisible. Y mi amiga Laura tenía una amiga invisible llamada Poma. Porque allí uno tiene derecho a tener amigos invisibles. Uno allí tiene derecho a todo menos a ponerse triste. Uno allí tiene derechos independientemente de lo que pienses, de tu raza, condición o pensamientos. Allí no te van a juzgar por lo que dices y muchísimo menos por lo que padezcas. Y Laura tiene una amiga invisible que se llama Poma y una insulina que se descoloca. 

Pues allí jugamos los tres. Poma, Laura y yo. Tirados en el suelo. Cada uno con sus historias. Allí ninguno de los tres nos preguntábamos que nos pasaba sino más bien que era lo próximo a lo que íbamos a jugar. Porque allí no importa de donde vengas, sino más bien a dónde vas. Allí la insulina no es problema. El problema es no saber a qué jugar. Y para eso qué mejor que irnos de compras a un mercado que quisimos inventar.

Allí en el suelo fuimos al mercado de las frutas de plástico y compramos plátanos, uvas y peras. Todas de plástico. Pero es que nos daba igual. Porque allí no íbamos a tentar a la azúcar sino simplemente a tirarnos por los suelos. A ser niños, imaginarios o no, adultos o no. Allí íbamos a conseguir que lo invisible tuviera un poco de protagonismo y a aprender.

Porque mi amiga Laura y su mejor amiga Poma hablaban catalán, y aunque yo no entendiera algunas palabras allí está permitido hablar como sea. Porque allí uno tiene derechos a pronunciarse como mejor sepa. Porque allí algo siempre se aprende. Y yo aprendí hoy que Poma en catalán es Manzana.

Por eso cuando yo compraba manzana, ella se reía. Por eso, cuando yo compraba Poma, ella se pensaba que la entendía. Ella asentía con la cabeza más de lo habitual cuando la manzana de plástico la echábamos al carro de la compra. 

Hoy aprendí que sin querer se puede hacer mucho bien. Hoy aprendí que mi mejor amiga se llama Poma. Que mi mejor amiga se llama Manzana. 

Por Laura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...