martes, 20 de octubre de 2015

Gymkhana Hospitalaria


Por ellos sí vuelvo a escribir. Porque ellos no tienen la culpa del resto de mis días de la semana. Ellos no tienen la culpa de estar ahí. Ni tienen la culpa de lo que les pasa. Cada uno con su historia, su pijama, su vida. Ellos no tienen la culpa de nada. Y mucho menos de ser hoy, #MartesDeHospital.

Hoy por ellos me vuelvo a ir. A coger un tren para que me lleve allí donde menos quieren estar. Hoy vuelvo a ser niño para jugar. Hoy gymkhana hospitalaria. Hoy saltemos. Como locos. Que se note que nos falta pasillo para correr.

Hoy aguantemos no solo los goteros sino también los globos de colores que volaban evitando caer al suelo. Hoy que la pelota y la portería salgan de la consola y le metamos un buen gol a esta enfermedad que nos obliga estar allí. La que sea. La mía, el vicio de veros. Las vuestras, las culpables de que haya un hospital infantil.

Hoy si queremos seamos niños. Pero de verdad. Tirémonos por el suelo buscando la ilusión entre un montón de papelinas de colores. Jugemos pero jugemos de corazón. Jugemos de verdad. Vamos a hacer carreras de sacos, baloncesto con pelotas de goma y sobretodo, hagamos el payaso. Porque lo importante no es lo que aparentes, lo importante es lo que te rías.

Allí no hay rutina. Allí lo que hay son juguetes. Allí no hay obligaciones. Se está porque se quiere. Porque se desea. A mí meterme otro Martes entre Jueves y Viernes.Me da igual. No me importa, que bueno será. 

Que yo quiero volver al sitio donde mejor me saben jugar.

Yo quiero volver para perder una gymkhana, que el que lee y escribe ésto sabe, que nunca olvidarán.

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