miércoles, 22 de abril de 2015

La Chica que Esperaba el Tren


Pelo corto de color caoba con mechas rubias oscurecidas. A la altura de su fino hombro. No porque lo insinuara sino porque se le notaba en el conjunto. Una delgada blusa azul marino con estampados de flores escondía la perfección.

Su cara, pequeña, en proporción a su altura. No era bajita, era de justa medida para todo lo misteriosa que era. Era de altura besable, de tamaño corazonada. Para todo lo guapa que escondía si era pequeña, pero nunca por debajo de la media. Al menos de la naranja, de la media naranja.

Sus labios tenían un intenso rojo a juego con el maquillaje de sus cachetes, algo más rosas. Algo más color vergüenzas. De las tímidas, de las que si las mezclas con cariño sale ilusa, de las tontas enamoradas, de éstas a las que llamamos vida.

Su mirada seductora. Ojos claros, pero parece que no lo sabía. No creo que fuera consciente del arma de amor que tenía en cada parpadeo. Miraba sin que pareciera que fuera eso importante. Supongo que lo hacía sin querer. Como el morderse el labio inferior cuando pensaba un instante antes de decir algo importante.

Iba bien conjuntada. Un pantalón vaquero presagiaba curvas caderas que sintonizaban con la rectitud de sus delgadas piernas.

Humilde. O al menos eso es lo que mostraban sus manos y cuello sin anillos ni joyas, o evidencia de lujuria en forma de piedras preciosas. Para qué me pregunté, si para eso ya estaba ella.

No he dicho nada de sus cejas, rectas, perfiladas, cuidadas. Tampoco de su nombre, de su vida, de su pasión. No he dicho nada de su sonrisa, de su aprecio, bondad, saber estar.

Ni de aquel que le daba un beso como gesto de cariño en su frente. A la altura de sus cejas. Le agarraba las manos por debajo de la cintura y le plantaba sus labios entre ceja y ceja. Y ella sonreía bajo una bonita y delgada nariz que respiraba el perfume de él cerca de su pecho.

Aquel que la besaba no era yo.

Porque ella estaba esperando el tren en otro andén. Con otro destino.

Pero me hizo recordar una cosa:

Que aún guardo en mis labios un beso de aquellos.

Y seguro que hay una chica esperándolo. Dos ojos queriendo ser besados. Tres nuevas formas de querer:

Esperar, besar, sonreír.

1 comentario:

Escribe bonito...