domingo, 12 de abril de 2015

Un Beso Sin Marcas de Pintalabios


¿Ya le han pintado la cara a piropos, no? ¿Ya le han dicho guapa, te quiero, te extraño? ¿Ya ha saboreado el gusto amargo de la obviedad?

¿Ya ha conocido el por qué no era él? ¿Ya le han dejado plantada con todo el amor derramándose entre sus dedos? ¿Ya le han fallado, no?

Ya viene ella a pedir un poquito de lo que nunca le dieron y creía tener ése que nunca lo pretendió dar. Y ya se va en busca de una segunda opción para convertirla en primera, persona, y singular.

Ahí tiene una fila de pretendientes esperando ser los próximos en acariciar su cabello en mañanas de sofá. Mira, ahí viene otro con pintas de cualquiera vestido de nadie a dibujarle corazones allá por dónde pisa. Cuando se van a enterar que los ojos y los besos escritos se dan por delante, a la cara, sin anónimos, como nombres.

Ahí le ves siendo la dueña de su próxima elección. La cruel libertad de ser aquella que pronuncia "no" con toda la boca llena de inocencia.

Y aquí uno derritiéndose en culpabilidad con el movimiento de sus labios que poco a poco te dicen que ya le han pintado la cara a piropos.

Que ya tiene un nuevo amor. Y tú ahí siendo el amargo obviado. El conocido por qué no.

El amor que se derrite entre sus manos. El que nunca le ha fallado e irónicamente y a la misma vez, el que nunca la ha besado.

Aunque quede por escrito su intención. 

Sin marcas de pintalabios.

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