miércoles, 8 de abril de 2015

Ser Valiente No Es Cuestión De Verte


Ser valiente ante ojos negros, grandes, pintados al mejor postor. Ser un hombre delante de esos dos rojos intensos llamados labios. Tener el valor, el coraje de ser la segunda opción. Hay que tener valores para estar ahí delante de lo prohibido y tú loco por ser accesible.


Hay que tener corazón, agallas y pulmón para aguantar de una sacudida todos esos "peros" que se pintan tan bien de "nunca". Hay que tener las esperanzas puestas en remojo para seguir ahí delante de todas esas secas proposiciones inexistentes entre su cuello y tus mordiscos.

Maldita dulzura la que te venden con perfume de vainilla y besos de pequeñas dosis. Mal momento para la locura en forma de amor. Mal momento para el tiempo, que se presenta como tajante y terminal.

Ser valiente no es cuestión de verte. Ser el sinvergüenza que te escribe todas las noches sin pronunciar tu nombre no es ser cobarde, es ser prudente. Es ser ese tímido amor. Es ser ese que está ahí sin ser protagonista. Ése que es y no se quiere.

Ser ese que anda por ahí huyendo de tus miedos, de tus "no", ser ése que anda por ahí insultando al destino. Ser ése que no cree en un tú y yo tan lejos, en un tú y yo tan nada. Ser ese valiente que cada nochecita de invierno se cuestiona si verte es cuestión de suerte. 
A ver si con suerte lo lees. A ver si con suerte, esta noche sí, esta noche es, esta noche somos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...