miércoles, 3 de junio de 2015

Infinito Partido de Infinito

Se buscó topóloga que supiera reducir a la mínima distancia la euclídea que había entre sus labios y los míos.

Se buscó aquella que integrase entre valores más que positivos, y que los racionalizase cuando lo inferior superase en grado de amor.

Se buscó matemática que hallase incógnitas de mi corazón, ya en el conjunto de los imaginarios. Si hay que tirar de variables complejas se tira. Ya nos encargaremos de pintar el área encerrada bajo la curva de la constante esperanza con respecto a tus ilusiones.

Aunque aparezca un problema de simplex, habrá que tirar de la teoría de juegos más que susceptibles a la jugada ganadora. Los beneficios y las pérdidas se medirán en tiempo, y los detalles en besos, convexos, con sonrisas de coefincientes positivos, de derivada mayor que cero a partir del labio, uno de los tantos máximos del intervalo, su cara.

Por último, absténganse ideales, que se crean principales y muchísimo menos maximales y no abelianos. Si se quiere que se quiera sin importar el orden, y que el producto no altere la solución.

Calcula cuántas ganas nos tenemos uno del otro, y divida por la distancia de nuestros ojos. Multiplique por amor y eleve al cielo.

Allí te perdí de vista.

Cuando mandastes todos mis errores a infinito contra todos tus infinitos perdones. Allí se quedó el amor.

En un límite indeterminado que ninguno supimos resolver.

Infinito partido de infinito, amor.

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