martes, 16 de junio de 2015

El Nombre de Nuestros Tres Hijos


Tengo en el recuerdo algunas cosas que me dabas tú. Entre muchas tengo la sonrisa apuntándome como una daga al corazón. Fue sin duda la que más me hizo daño por detrás de tus ojos. Dos contra uno. Ahí perdí mi primera guerra contra tus principios, que mandaron mis ilusiones a tomar viento fresco.

Pues no me querías cielo. No te llamé la atención, ni incité tu curiosidad un poquito más allá de dos besos que se dieron casi por compromiso. Eso que tanto me imaginé cuando te veía, yo iluso, ya madre de mis hijos, Andrea, Lucía y David.

Pues olvídate de sus nombres tan sutilmente como te olvidaste de mí. Pues ya perdí la ilusión de besarte en cuánto me confesaste que amabas a otro. Y yo siendo pañuelo, te dije llora conmigo y lucha por aquel. Pues yo sé que es amar a aquella que aún no lo sabe. Hoy, mis ojos miran al suelo, porque me da vergüenza haber tenido esta sensación de tenerte casi mía. 

Me enamoraste con palabras y me sentenciaste con las mismas. A veces el amor duele, pero hoy mata. Tengo en el recuerdo una foto tuya, guardada en mi cartera desde hace años, pues doy por hecho que ya mismo voy a dejar de verte, de olerte, de oírte…

No sabes lo que duele darle al botón de rebobinar la canción que tanto sirvió de excusa para verte mover tus rosas labios. No sabes lo que duele aprenderse tus gustos para no saciarlos. Que molesta tu curiosidad cuando no tiene nada que ver conmigo.

Es que he vuelto a abrir la cartera. El único sitio donde aún me sonríes, el único sitio donde puedo besarte. El único sitio donde todas estas palabras resucitan, se escuchan, se aprecian. Aunque inmediatamente vuelvan a morir de amor, de Andrea, de Lucía, de David, o como se llame todo aquello que habría podido haber. Todo aquello que tú no supiste ponerle nombre…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...