martes, 23 de junio de 2015

"Guapa"


La de veces que te han dicho guapa, bonita, cuerpo. La de veces que te han tirado los tejos por tus ojos, tu cintura, tu pecho, tu cara. Se pasan de mil las intenciones de besos que murieron al borde de los labios de muchos pues sus piropos se toparon con tu barrera de la desconfianza.

No me mal interpretes. Para mí también lo eres. Pero además eres “guapa”. He visto como cantidad de niños han intentado embaucarte con regalos, flores, joyas, citas románticas. Los he visto pedir por favor un beso. He contado decenas de invitaciones a citas que no parecían románticas pero que en el fondo, muy en el fondo lo eran.

Y todo porque eras guapa. Yo no te escribo porque seas guapa. Yo te escribo porque eres “guapa”. “Guapa” de las que no se maquillan los sentimientos. A ver si me explico, las que mueren por las palabras de uno, no por bonitas, sino porque le apetecen escucharte hablarles. De esas que se conjuntan muy bien la ropa, la de en pareja. Las que van a la moda, del corazón de su amado.

A mí me gusta escribirte porque yo creo que eres muy, pero que muy “guapa”. Me encanta que seas tan misteriosa como sonriente. Y que te preguntes el porqué de unas comillas que no hacen más que tenerte aquí, enganchada a este cuarto párrafo.

Eso es ser “guapa”. Y yo creo que nadie te lo dijo así. Aunque suene igual, nadie ha probado a decirte “guapa”. Pero “guapa” de sentimiento, del que sale del corazón. Nadie ha probado a besarte el alma, y yo, si me dejas quiero ser uno de los primeros. Ya después me preocuparé de ser el único. Cosa que hay que ganársela ante una “guapa” como tú.

Porque para mí ser “guapa” no es tener la fortuna al lado de la genética, para mí “guapa” no es tener unos kilitos de menos, ni calcar el prototipo de modelo sueca a la par que hueca. Para mi guapa no corre a cuenta de gimnasio, ni labios que besan sin repetición, no busco los ojos sin intenciones, ni los abrazos de plástico. No me gustan las piernas si no andan conmigo, ni el moreno de piel si no es pa’ perderlo delante de una chimenea, en invierno, leyendo un libro.

Ser “guapa” es muchísimo más que serlo. Para mí “guapa” es estar. Para mí “guapa” es envejecer sonriendo, sin preocuparse de arrugas en las comisuras de los labios “Guapa” es sinónimo de acompañante, de loca de aventuras, de amiga incondicional. De mujer, madre, hija y amiga. Y encima que tenga tiempo pa’ una sonrisa en el sofá, a las diez de la noche cansada, y que pida un beso, no por celos sino por placer.
Para mí ser “guapa” es ser inteligente, confidente, compañera.

Por eso me encantaría poder ser el primero que te trate como “guapa”. Ser el primero que se merezca poder quitarle las comillas a esa palabra que tanto te caracteriza pero que ya, tan poco efecto hace en tus ilusiones. Pues ya guapa te sabe a poco. 

Y a mí decírtelo, me parece demasiado. Porque una cosa no quita a la otra. Eres demasiado guapa, “guapa” o como tú me dejaras llamarte antes de leerme este texto.

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