sábado, 28 de febrero de 2015

Y Tú Más

Dele siempre la última palabra. Désela porque se ve que se ofende la chiquilla con tanto amor de golpe. Discute si desea, pero otorgarle el derecho a réplica. Dele la oportunidad de que le ponga a parir. Es más si puede, permítase darle el lujo de tenerte que decir que es lo que tienes y no tienes que hacer. Dele el derecho a desaparecer, porque aquí el que se queda la paga. Y ante todo hay que ser caballero.

Vamos, adelante. Prepárese para el contacto físico. Porque de ésta no te libras cacho de cupido. Siéntelo porque si no lo sientes de poco servirá todo su empeño en joderte la post-existencia, si es que en algún momento la llegases a recuperar. Abra su alma por una página en blanco que ahí está ella para garabatearla como le venga en gana.

Cuidado. No se crea que es suya. Porque ella no es de nadie y si lo es no te importa. No se lo preguntes porque la duda ofende. Tú no tienes derecho a nada. Ni a preguntar ni a contestar. Ni a escribir ni a hablar. Cállese de una puta vez y póngase cómodo porque ahí va todo lo que nunca te contaron.

Si ve que para, insiste. Porque de vez en cuando también le gusta ser el centro de atención. Aunque se lo niegue, dele su corazón porque no hay mejor juguete que le guste que ése.

Sonríele. Y a estas alturas costará, pero créame que es importante. Porque ella quiere que la gente te vea así. Porque para ella será más fácil justificar su buena nueva. Porque para ella la tristeza es ofensa.

Contéstale con el "y tú más", que se moleste en quedar por encima de ti. Dígale a los cuatros vientos que estás enamorado, coño. Que no pasa nada por decir lo que uno siente. Dígale de una puñetera vez, que se nos han ido las palabras mal sonantes al mismísimo infierno y que aquí el que escribe bonito es el único culpable de que parezca que ella quiera menos.

Demuestre que hable y escribe por y para ella. Dele la regla que verifique que esté usted hablando solamente de la que está por llegar. Hazle ver que es la única dueña de tus palabras y que nadie venga a robarlas como suyas.

Pero aún así, de todas maneras, y aunque le joda, dígale

Yo te quiero más.

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