jueves, 26 de febrero de 2015

Una Bonita Sonrisa Leyendo


Tengo una cosa que contarte que te va a sonar a chino. No sé en que idioma decírtelo. El caso es que ando como un francés buscando excusas a diestro y siniestro para ver cómo, lingüísticamente, te interpreto ésto, y no hay manera de que me venga una prosa romántica, digna del latín a contarte lo que ninguna lengua muerta había contado en sus tiempos...

No quiero ser duro, ni difícil de entender como el arraigado alemán. Tampoco ser frío como las lenguas de los países nórdicos. Para no ser repetitivo no voy a contártelo en el mismo idioma que te lo vengo diciendo desde hace ya un tiempo.

A veces nos planteamos si hablamos en idiomas diferentes, si la comunicación es igual de mala como escasa, y si tenemos problemas de salud emocional después de tanto vivido. No lo sé, pero vivimos aún con ese miedo.
Y es ese el que nos hace mas inútiles e inexistentes. Por cada dos sueños que tenemos, acabamos en pesadilla. Que son esas que no pasan, pero que se viven como si fueran reales. Ademas fastidian el momento del sueño, joden un momento bonito, y a diferencia de los sueños, siempre se recuerdan.

Nos vamos a proponer una cosa. Vamos a tratarnos como diferentes. Trátame mal, como nunca lo has hecho. Hiere mis sentimientos y pisotéalos un rato. No me hables, ignórame, estemos más de 10 minutos incomunicados... Puede hasta que te diviertas, yo no. Veamos a ver cuánto duramos jodiéndonos la vida. A ver cuánta fuerza de voluntad ponemos en este ejercicio absurdo que vivimos hace tiempo los dos en la otra parte del quererse...

Vamos a romper cartas de amor y fastidiar días señalados. Veamos cuánta culpa nos reconocemos al final del sufrimiento. Porque no me cabe la menor duda de que vamos a sufrir de lo lindo.

Pues eso venía a decirte, añoranza. Que vamos a dejarnos de jugar a lo que no somos, y vamos a decirnos a los cuatro vientos que nos tenemos tanto odio que queremos vivirlo juntos, tú con tu desdicha de no ser querida y yo con la niña que aún está por quererme.

Y utilices el idioma que utilices, dilo de tal manera que siempre suene diferente. Y que parezca triste y acabe en sonrisa. Que nunca se intuya lo que parece. Que sea sorpresa en ojos y gracias en abrazos. Que sea un no te esperaba tan guapa, ni tan lectora.

Como cuando ella llegue y lea estos textos que aún están en busca, de una bonita sonrisa que los cite como suyos, como propios, como eternos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...