jueves, 10 de septiembre de 2015

Te Querré, del verbo exigir


Lo tengo cada día más claro. No quiero alguien que me quiera ya, ahora. No quiero amor de entretiempo, ni amor de presente. No quiero un amor medido, ni si quiera amor loco. Yo quiero a alguien que me vaya a querer, a ser posible siempre, mañana. No busco amor de estación. Porque éstos pican billete nada más ver partir el tren.

Yo quiero a alguien que me espere en la estación. Una boca que me sonría de largo. Una mirada con vistas al mar. Que no se ve nada en el fondo, pero brilla sea de noche o de día. Quiero abrazos de pijama y melena suelta. Abrazos de pies descalzos en el salón. Amor de sofá. Porque tengo muchísimo tiempo libre en él. Y me falta compañera de pelea de cojines. Quiero caricias sin venir a cuento. De las que provocan sábanas en el suelo y ropa desordenada.

Yo no quiero felicidad porque ya la tengo. Quiero, siendo feliz, ser feliz con alguien. Quiero ilusión. El mejor eufemismo que encuentro para decir futura alegría. Me apetece estar el número dos de la lista de cualquiera que vaya a equivocarse en este mismo momento, ahora, ya.

Quiero ser el que se querrá, y no el que fue querido. Y aunque parezca que estoy hablando de futuro, no quiero saber nada de él. Porque no estoy dispuesto ni a planearlo, ni a imaginármelo. Que sea lo que el presente quiera. Y que sea lo más indicativo posible que se preste. No quiero falsas promesas. Quiero acción.

Acción en la que se discuta con la piel, dientes y con el corazón encogido en un puño. Una muestra de aprecio. Un "aquí estoy yo, tú, y hoy se cae el apartamento entero donde vivimos". Un gesto de melena al viento, unos rizos que se peinen para mí, una cajita de maquillaje que se abre con mi nombre.

Quiero un pintalabios rojo mirándose en el espejo para acabar esta noche en mi camisa blanca. Quiero que me dejen huellas de que fui besado a conciencia. De que esta noche no sólo se iba a caer el apartamento, sino la ciudad entera. Que Sevilla se va a enterar de lo que valen unos ojos.

Pero a su vez, también tengo claro una cosa. Que quiero una chica que me exija mínimamente lo mismo que yo. Que me demande como mínimo lo que yo exijo. Que me obligue si ve que me relajo. Y que cuando me equivoque me castigue de cara a la pared aquella que vamos a llenar de fotos de cada momento que vivimos juntos.

Quiero una mujer que me vaya a querer mañana tanto como yo la voy a querer un día tal como hoy.

Porque se debe exigir amor, pero también uno, por aquellos labios, tiene que ser pedido. Tiene que ser exigido.

Que te quieran, del verbo exigir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...