domingo, 27 de septiembre de 2015

El Amor es Relativo


Depende a quién le preguntes. El otro día una desilusionada con más decepciones que abrazos recibidos me dijo que no. Que el amor ya no se estila. En todo caso se suda. Y a veces hasta llega a molestar. Pero después vas a otros ojos esperanzadores con más ilusiones que besos, y te dice que sí, que el amor merece la pena, que hay que arriesgarse una vez más, que el próximo ya no te va a fallar.

Y claro, te ves ahí en medio preguntándote que a quién quieres más si a papá o a mamá. El amor es relativo. Y respondas lo que respondas te vas a tener que mojar. Porque no hay un quizás salvando todas tus posibilidades, ni un depende quitándole valentía al siempre jamás.

Si quieres que me decante déjame al menos una buena jornada de reflexión. Sobre todo, déjame responderte a mi manera, dejándote la miel en los labios hasta el final. Si tengo que ir y darte una respuesta al menos déjame que sea yo quién vaya, cuando quiera, donde quiera y sin sondeos del qué diré. Si tengo que ir y decidir si quererte o no, déjame probar si echarse de menos estaba dentro del plan.

Yo no sé si querer es algo que se elige o viene sin más. Yo no sé si el amor es independiente a la razón o hubo un día que ambas decidieron unirse por probar. No sé si apostar por una promesa que nunca se cumplirá o por unos sueños que en sueños se quedarán.

A mí que me dejen amar tranquilo. Que yo lo único que quiero es ocupar el lado de cama que me queda vacío cada noche que me voy a ir a acostar. Que yo lo único que quiero es hacer tostadas para dos. Viajar a Nueva York al lado de besos, y que me sequen las lágrimas cuando mis manos estén ocupadas entre el pijama de invierno y la espalda de alguna que quise abrazar.

Yo no sé si ser positivo o negativo. Si total, que más da. Si lo único que quiero es sumar uno a uno, y me da lo mismo desde donde empezar. Porque lo que se cuente bueno está. Y lo que se dejó de contar nunca se dirá. Por eso déjenme decidir agusto. Déjenme, cuando me dejen, sin añadir más.

Yo lo que quiero es sorprender y si tuviera que decantarme dependería siempre de quién me viniera a preguntar. A la desilusionada le diría que pruebe una vez más. Que nunca es tarde para besarse otra vez. Que lo intente y lo vuelva a intentar. A la de los ojos esperanzadores que modere su forma de pre-amar. Porque el amor es muy relativo. Depende de a quién quieras trastocarle los planes. Depende de a quién quieras ponerle la vida patas arriba.

Depende de a quién quieres enamorar.

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