martes, 8 de septiembre de 2015

Lo que necesito después de un minuto sin ti


Con la sonrisa que ya desenterré quiero quererte de verdad. Necesito hartarme de ti. Suspirarte para siempre. Necesito desintoxicarme de tu esencia. Necesito coger el sueño por las noches. Uno de esos que no me dejen la boca seca por las mañanas.

Sentado en el borde de la cama, reír, y que seas el primer recuerdo cuando me levante solo. Y necesito desabrocharme tu amor cuando agobia por su ausencia. Quiero que me dejes mi tiempo para así abrazarte sin verte. Porque lo pierdo en perderte. Y ya no sé ganarnos.

Quizás voy a necesitar olvidar lo que nunca seremos. Necesito perder esas ilusiones de más. Adelgazar nuestros encuentros. Pedirte un poquito menos. Y disfrutar de la libertad que me brindas cuando sin llegar, te vas.

Me explico. Necesito oír tu nombre y que no se me note. Probar tu sabor y que no me guste tanto como me lo imagino. Comerte y no querer repetir con tanta osadía en tu cuerpo. Dejarnos un par de antojos. Besarnos luego. Tan pronto como se exija. Provocar la provocación. Fingir que no nos deseamos aunque estemos rabiando por dentro.

No quiero amarte como surja ni quiero quererte bien. Quiero amarte muy mal. De malas maneras. Para que así tengas que venir a pedirme explicaciones. Y aprovechar el momento para dar las razones de lo que pasa detrás de un minuto.

Quiero que sientas. Así. A secas. Necesito que me necesites. Y que me lo pidas. A voces, a gemidos o suplicando. O todas a la misma vez. Porque vamos a hacer el amor de tal manera que tú y yo nunca más tengamos que volver a vernos.

Porque por vicio, por efecto y defecto. Por gula. Por amor y odio. Por mí, más que por nosotros vamos a, irremediablemente necesitarnos,

Un minuto después.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...