viernes, 15 de mayo de 2015

Ya Te Echo en Falta

Te echo cuatro o cinco besos de menos. Una vida sin ti se hace larga. Te echo de menos, tanto o más cómo tu ignoras tu poder en estas palabras de una noche sin tu presencia.

Te echo de menos. Irónico el destino que nos separa como le viene en gana. Astuta la distancia que cada vez se hace más sentimental que kilométrica. Te echo de menos unos abrazos de más.

Echo de menos tu perfume. El de tu cuello cuando yo sin querer queriendo rozaba con mi nariz hasta llegar a tu boca. Ésa que tantas veces me dijo "te echo de menos".

Ahora ya te echo de menos en casi todo. En las palabras, en las sorpresas, en las fiestas que nos dábamos bajo una manta en invierno. Ahora ya sólo queda el calor del estío, porque el nuestro, el de nuestros cuerpos, se heló.

Ya no queda nada más que recuerdos y probablemente divagan en mi memoria buscando un poco de lo que tanto echastes de menos, mis sentimientos.

Hoy te echo en falta seis o siete sonrisas de esas que marcan un día. Te echo en falta en mi piel, que ya no se deja acariciar por nadie ni por nada. Ahora ya te echo en falta ocho o nueve despertares con tu cara de dormida aún pidiendo el primer beso de la mañana.

Te echo en falta diez detalles sin venir a cuento en un día cualquiera. Uno por cada lunar de tu cara. Echo de menos tus manías, tus errores y hasta tus miles de defectos.

Hoy echo en falta un "tú y yo". Una que me eche en falta a mí.

Aquella a la que echar en falta cuando me decida a escribir.

Aquella a la que recordar entre frases.

Aquella que merezca ser echada de menos. Y que cuando no esté, se quiera que esté de vuelta. 

Porque se le echa en falta tras cada punto y final de beso.

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