Hoy
hemos conocido el amor de ayer. El amor de hace mucho. El amor del "hoy
no me ha llamado". El del corazón en un puño porque son las diez y aún
no han llegado sus buenas noches por whatsapp. Casi llamado amor
juvenil. De ese que deja cicatrices inolvidables cuando se va.
Casi el primer amor. Que por ello lo convierte en el primero en irse. Son el amor de los dieciseis, casi diecisiete celos, años, o como se llame éso que se nos va sin darnos cuenta.
Permítanme la redundancia. Es el amor que se necesita para creer en el amor. El corazón que se enciende con el primer beso. Las primeras risas ante la atenta mirada de dos jovemente enamorados. Y la unión de labios posterior. Y la risa que le sigue. Y el olor al otro. Y querer repetirlo.
El amor joven que vivimos agarraditos de la mano de uno que promete ser añejo, intenso y a la misma vez, loco. Porque enamorarse por primera vez nos cuesta años. Encontrar el amor joven nos hace creer precisamente en los siguientes, que conforme pasa el tiempo, empiezan a ser menos jóvenes, y casualmente más sensatos.
Porque del amor joven te enamoras sólo y exclusivamente una vez. Del amor joven tenemos mil recuerdos guardaditos en cajas que nos hacen derramar una lágrima por recuerdos. Del amor joven aprendemos a querer con sensatez y a madurar queriendo.
Curioso que cada vez que te apasionas parezca como que hayas encontrado a otro amor joven. El que nos hizo creer en ésto que ahora tanto lees.
Es curioso que tras años y años de amores sigamos enamorándonos como la primera vez.
Locos, ilusionados, intensos.
Por eso el amor, como véis, sigue siendo joven.
Casi el primer amor. Que por ello lo convierte en el primero en irse. Son el amor de los dieciseis, casi diecisiete celos, años, o como se llame éso que se nos va sin darnos cuenta.
Permítanme la redundancia. Es el amor que se necesita para creer en el amor. El corazón que se enciende con el primer beso. Las primeras risas ante la atenta mirada de dos jovemente enamorados. Y la unión de labios posterior. Y la risa que le sigue. Y el olor al otro. Y querer repetirlo.
El amor joven que vivimos agarraditos de la mano de uno que promete ser añejo, intenso y a la misma vez, loco. Porque enamorarse por primera vez nos cuesta años. Encontrar el amor joven nos hace creer precisamente en los siguientes, que conforme pasa el tiempo, empiezan a ser menos jóvenes, y casualmente más sensatos.
Porque del amor joven te enamoras sólo y exclusivamente una vez. Del amor joven tenemos mil recuerdos guardaditos en cajas que nos hacen derramar una lágrima por recuerdos. Del amor joven aprendemos a querer con sensatez y a madurar queriendo.
Curioso que cada vez que te apasionas parezca como que hayas encontrado a otro amor joven. El que nos hizo creer en ésto que ahora tanto lees.
Es curioso que tras años y años de amores sigamos enamorándonos como la primera vez.
Locos, ilusionados, intensos.
Por eso el amor, como véis, sigue siendo joven.
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