sábado, 25 de julio de 2015

Un Amor Cobarde


Te he mirado tímidamente. Entre las sombras de tus ojos se encontraba mi límite, dispuesto a soltarse hacia infinito pero con una gran tendencia hacia olvidarte. Miedo tenía de no volverte a ver y así es como me encuentro.



Padezco el síndrome del amor cobarde. Te quise en cuanto te vi, pero te perdí en cuanto te amé. Ya no importa el amor que sopesé mientras te miraba pues ya, ahora, sé que nunca volverás a encontrarte contra mis intenciones, muchísimo más tímidas que mis palabras.

Ayer recordé tus labios, tu tacto, y tus fotos. Ninguna mejor que otra, pero iguales de entrañables. Lamento no haber sido lo suficientemente valiente para decirte que te quería. Ahora, lamento no ser lo suficientemente valiente como para volver a amarte.

No me mal interpretes. No es que haya dejado de quererte, es que no he dejado de olvidarte. Y claro, todo ese periodo de tiempo en que intento olvidarte se me llena el corazón de desesperanza.

La distancia importa. Tanto como tu silencio. Porque contra más largas sean ambas cosas, más difícil se hace volverte a ver.

Pues eso quisiera yo ahora mismo. Volverte a ver. Aunque temo que no serviría de mucho, pues, siempre te he querido sin tú saberlo, sin proclamarlo a los cuatro vientos. 

Si te besara, siempre lo habría hecho flojito, si te quisiera, siempre te amaría sutilmente, si te encontrara, siempre te perdería tímidamente.

Como un amor cobarde.

Lo que siempre fui.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...