viernes, 24 de julio de 2015

Cierra los Ojos


Todas las fechorías, los malentendidos, las mentiras, las promesas sin cumplir, todas toditas van derechitas a los ojos.

Los celos, las infidelidades, la venganza y la ira se hacen con los ojos bien abiertos. Con la ropa desgarrada y con el corazón bien lejos del cuerpo.

El querer es un derecho que se debe consumar, a ser posible, con los ojos cerrados. Cuando se besa con los ojos cerrados, es otro beso. Otra manera de querer. No digo que se debe besar siempre así, pero dice mucho de la intención. Y ni te cuento del sentimiento.

Los labios que estén bien prestos al auxilio. A tientas se puede llegar a cualquier zona con luz apagada. Sentir es apagar la imagen de los real y soñar. Y ése es un acto que se disfruta con los ojos bien cerraditos.

Vendrá algún que otro vendedor de mentiras a contar que se puede soñar bien despierto. Se puede pero no dura lo que dura un sueño bien profundo, bien cerrado.

El amor se mide en la de veces que cierras los ojos delante de esa persona. Cerrar los ojos es confiar, no temer. Sentirse agusto. Saber que hay alguien ahí, mirando por ti, y mirándote.

Cerrar los ojos es prescindir de la vista. Agudizar el alma. Es querer sin imágenes, sin prototipos, sin genética.

Si cierra los ojos puede ver más allá de hoy. Puede pintar el futuro como antoje pues no hay realidad que lo condicione.

Dormir. Dormir lo hacemos con los ojos cerrados. Y no tienes más que irte cuando éramos críos. Cuando nuestros padres al lado de nuestra cuna no se iban hasta que cerráramos bien los ojos. Querer es arropar a ciegas. Abrazar sin mirar. Amar es querer que la otra persona duerma. Sueñe.

Y dejando el presente para el final, me gustaría dormirte mi futuro. Que los niños engendrados en tu viente quieran dormir y nosotros como padres primerizos cerrarle los ojitos y acunarlos en sus sueños.

Y yo aquí contándote este cuento para que hoy te vayas a dormir. Queriendo, por un momento, estar a tu lado cada luna, para ver como cierras los ojos confiando que yo soy el amor de tu vida.

Y tú, a mi lado, quedándote dormida. Tú. 
Mis ojos cerrados favoritos. 
Con los que siempre soñé despertarme.

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