jueves, 30 de julio de 2015

Sin Besos


Estoy lejos. A tres o cuatro besos de esos que se sueñan y nunca se dan. Estoy muy amigo. Muy excusas. Muy políticamente mentiroso.

Hoy me identifico por ellos. Por todas esas parejas que no son. Por aquellos que no se pueden querer. Por todos los y las que andan sin besos.

Estoy lejos pero no imposible. Ya tenía lo más difícil: las ganas. Ya podría ser eterno junto a ella. Pues ya teníamos el tiempo a punto de caramelo. Los hechos puestos en nata de montar. Helado de coincidencias en sorbete de destino.

Si quisiéramos podríamos ponernos la piel de gallina. Podríamos susurrarnos escalofríos y acariciarnos las cosquillas. Podríamos hacer todo eso sin besos.

Sin besos podríamos demostrarnos amor del bueno. Del de sin fotos. Un amor sin posturas ni costuras. Podríamos amarnos bien. Jodidamente bien. Quererse con cariño. Con algo más que egocentrismo dado de la mano. Podríamos ponerle un anillo a la empatía y pedirle matrimonio eterno.

Se podría besar sin besos como se ama sin amor.

Y en todas esas andamos.

En todas esas me incluyo.

En todos esos no dados me quise un poquito menos. Y empecé un poquito a quererte a ti.

A ti, por supuesto, sin besos.

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