miércoles, 28 de enero de 2015

Te Lloro Mucho

Llorar no es triste. Ya está bien de tanta etiqueta social mal colocada. Repito. Llorar no es triste. Llorar no es derramar lágrimas de cocodrilo. Llorar no es convencer al otro que estás mal, es demostrarle que hubo días que estuviste mejor.
Llorar es sano. Y lo digo yo que estoy 'curao' en salud. Llorar enriquece el alma, rejuvenece las penas. Llorar no es malo. Malo fue quién provocó el llanto, quién hace llorar queriendo, quién saca provecho del lamento. Sospechen de aquel que no llora, que no derrame una lagrimita por ti.
Llorar, como todo lo que sale de los ojos, es sincer
o. Y la sinceridad escasea hoy en día. Por eso, cuando se llora, se está diciendo la verdad, se están poniendo los puntos sobre las íes, las cartas sobre la mesa, y el corazón en un puño. Y aquí no hay discusión que valga.
Llorarle a tu pareja es un acto de amor, a tu expareja es un acto de amor y a tu futura pareja es un acto de declaración de amarse.
Y aún teniendo tantas cosas buenas, jamás en la vida me gustaría verte llorar. Porque la cosa más amarga de llorar es ver llorar. Y aquí, el que ve llorar lo sufre. Ver llorar a la persona que amas es la imagen más impactante que te puedas echar a la cara. Ver llorar a tu pareja es fracasar. Ver llorar a tu expareja es equivocarte y ver llorar a la que amarás es inquietante.
Pero aún así, si algún día decides derramar una lágrima por mi, que sea de alegría, que sea de añoranza, que sea cercana, que aquí estaré yo, preparado con este papel en las manos, mirándote con los ojos llorosos, dispuesta a cuidarte la mirada, a limpiar tus penas, a secar tus males.
Porque si algo he aprendido de llorar es que se acaba con dos personas queriéndose mucho.
Y yo te quiero mucho. Yo también te lloro mucho.

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