miércoles, 14 de enero de 2015

Para Otro Día

No os imagináis las ganas que tengo de que llegue ese día. Ese que siempre nos cuentan. Qué ganas tengo de que llegue el día que se pactó como eso, El día. me llevan años echando en cara que ese día será, que pase lo que pase, ese va a ser nuestro día.
Imaginaos la de veces que todo se ha dejado para otro día. Y además se dice así, para otro día. No es excusa. Es que parece que da miedo que sea ya. Es que lo bueno se hace de rogar.


De estos planes que te apetece hacer y te lo suplantan para otro día. Esa cita con la que suspiras que se suspende para otro día. Un partido entre su corazón y el mío que se cancela para otro día.
Y se contagia. Creedme que se contagia. Sobretodo cuando pasa en el terreno personal. En lo afectivo. En los días marcados del calendario como importantes.
Y todos los abrazos que pides en silencio se darán otro día. Cualquier beso que se desee, se promete y se comprometen para otro día. La llegada de que vendrá y nunca se irá, será para otro día. El amor, para otro día. Quererse, otro día. Mirarnos, otro día. Venderse en sonrisas, para otro día. Quién nos quiere lo dejamos para otro día.
Por eso te decía que tengo ganas de que llegue ese día que tanto nombramos como ese otro día. Porque parece que va a traernos de golpe lo que se quiere y se desea. Parece que va a ser "El Día". El mejor día de nuestra vida. El mejor tiempo que se espera.
Pero tiene un problema. Sólo uno pero muy importante. Y es que ese otro día implica que no es hoy. Y hoy también se apetecen esos labios, esos abrazos, esas manos,...
Hoy algunos necesitamos un "para otro día" dicho con anterioridad para que hoy fuese ese día.
Hoy también podría haber sido el día. Y mañana, y ayer, y pasado mañana. Porque hoy podría haber sido esas 24 horas que tanto prometen.
Pero siempre nos pasa una cosa, y es que tú y yo siempre quedamos en decírnoslo,

Para otro día...

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