viernes, 25 de diciembre de 2015

El amor es siempre un después


El amor es siempre un después. Todo lo que se deja para el final. Es el postre de una amistad ya bastante consentida. El amor es todo lo que dejamos al final del trayecto. Aquello con lo que nos queremos dejar un buen sabor de boca.

El amor es la historia de los últimos capítulos de la novela. Aquello con lo que queremos terminar nuestra vida. El ponerle la guinda a un pastel que tienes ganas de devorarlo. Todo el amor se deja para un último momento. Para un casi final que esperas que, al llamarlo así, nunca acabe.

Tenemos esa manía innata de dejarlo todo para un después. Quizás es porque le tenemos más miedo a estropear un presente que a perder promesas en un futuro. Yo creo que nos molesta el 'ya'. O que nos han pintado muy malas esperanzas en un pasado y estamos pagando los platos rotos de un antiguo después.

Nos pasa sobre todo en esos presentes donde no hay amor pero que, siempre, por culpa de alguna boca enamorada, nos dejan esa ilusión de que después de todo ahí, al final del drama, haya algo con forma de alguien dispuesto a acompañarte lo que queda de túnel.

Ayer, hoy, hace dos semanas, podrías haber visto el amor de tu vida y sin embargo estás ahí, escribiendo unas letras, leyéndolas frente a una pantalla de móvil o escuchando la música que te gustaría poner de banda sonora a todos tus anteriores 'después'. Y esa sensación de que no ha pasado nada te culpa un día más tarde de que todo lo has podido perder.

Y a veces dejarlo todo para más tarde lo confundimos con todas esas bonitas palabras que se disfrazan de nunca. Ojo que lleva ironía la cosa. Quizás por eso el 'te querré' ya no suena tan sincero, ni el 'te quise' tan creíble. Ahora lo que se lleva es un 'te veo luego' o 'después'. Y eso, eso si que suena de verdad. Eso si que llega al corazón. Todos esos 'no estoy segura'. Los increíbles 'ahora mismo no'. Los brutalmente honestos 'te quiero como amigo'. 

Hay una delgada línea entre el nunca y el después. A veces es tan sencillo como mirarse a los ojos. Ahí es donde se muestra la intención. La intención de querer volverte a ver o la de nunca vernos jamás.

El amor es siempre un después. Lo que se consume en presente y se guarda un poquito para mañana. Es como ocultar eso que te estás regalando, tiempo, en una cajita para abrirla un tiempo más tarde. Es quererse con acuse de recibo. Que se sepa que ha llegado y que se devuelva con remitente y destinataria.

El amor es siempre un después, sí, pero para eso y para diferenciarse de un nunca, hay que quererse hoy. Hay que quererse ya.

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