sábado, 21 de noviembre de 2015

Tonta


La vida es maravillosa en cada detalle, en cada gesto, en cada tontería. Ahí detrás de lo que ves hay más. La sencilla razón de sacarse una sonrisa de gratis. Que no cuesta nada quererse quiero decir, y que muchísimo menos querer de puertas pa' fuera.

La vida son momentos. Esos ratitos donde lo das todo por alguien. Sobre todo el tiempo. Que lo consumes lentamente al ladito de la persona que hace olvidarte todo aquello que no esté cerca de sus labios. Y ahí vas, como un carro de combate hacia sus fronteras, a plantarle cariño. A conquistar todo su ser. Y acabas tú siendo el conquistado. Sin heridas, sin armas pero todo con amor. 

Hay que amarse. Hay que amarse jodidamente bien. Querer. Pero también se necesitan esas tonterías. Aquellas que la hacen única. Aquellas que te tienen un día más preso de sus sonrisas. Hay que decirse de todo. Pero sobre todo hay que ser tontos. 

Y cualquiera que tenga un dedo de frente sabe que no refiero al hecho de parecerlo o ser, sino al hecho de estar. Porque el amor crece con cada tontería que te recuerda al otro. En cada ínfimo detalle que te devuelve un momento pasado. Aquel objeto, palabra o gesto que te acerca a ella aunque esté a mil kilómetros de ti.

Por eso al principio dije que detrás de lo que se ve, hay más. Hay una intención, un recuerdo, un aspecto inolvidable de su vida. Aspecto que has tomado como tuyo, y que cada vez que lo ves, lo reconoces, te ríes. O llega la nostalgia. Sea lo que sea llega. Con ella, con él.

Es que me he acordado de ti ahora mismo. Y que alguien se acuerde de ti, es un detalle a tener en cuenta. Una tontería más. Y he visto que ya sin ti no podría sonreír. 

Que te quiero,

Tonta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...