Es bonito no recordar el día que
empezaste a ser suyo. Es más, no recordar el momento en que todo se convirtió
en vosotros. Y si me apuras, nunca saber con ciencia cierta qué fecha, a qué
hora, en qué minuto se catalogó como amor.
A saber en qué momento, en qué
lugar y cómo, vino y te pronunció como pronombre personal. Vete tú a saber
cuando se le ocurrió la idea de añadirle un determinante posesivo a todo tu
inútil cuerpo, a todas tus estúpidas cosas. Ni te imaginas la de virtudes y defectos
que fuiste por y para ella, que nunca le importaron, porque te trataba como
único. Ella ha hecho de ti un hombre empezando desde nadie.
Porque cualquier tiempo pasado no
fue ni mejor ni peor, sino que fue vuestro, suyo, tuyo o cualquier pronombre
posesivo que os delatase como presentes, como elegidos y como unidos. Y gracias
a un par de conjunciones inoportunas, le pusiste una alfombra roja hacia el
final tus últimas y terribles excusas. Así es como se suele terminar cuando fue
más capricho que corazón.
Y así llega el día en que te
cambian todos los determinantes de golpe. Con unas cuantas proposiciones de
coletilla se entierra todo el nivel léxico-gráfico de sus ganas, y amaneces al
día siguiente no siendo suyo, sino su otro.
Porque puedes ser su feo, su poco
agraciado, su gordo, su amor, su vida, pero lo que nunca pretendas ser es su
otro. Porque ser su otro es ser uno más de los que no posee. Uno más de los que
quiso y no la dejaron. Otro más para la lista de otros.
Y nunca intentes remediarlo u olvidarte
de todo ésto con otra, porque precisamente la otra es eso, otra, y la única
capaz de quitarte ese adjetivo, es la misma que un día quiso recordarte que,
todos los días fueran vuestros, la única que te sacaba del agujero cada vez que
a ti se te caía el orgullo por algún agujero sin fondo.
Por eso yo no creo en los amores
a corto plazo, ni al querer por querer. No es el objetivo ni creo en la frase
de buscarse otro amor cuando lo anterior no funcionó. No se busca otro amor. Es más, es que si lo piensas bien, no lo hubo. Se busca el amor. Que aunque suene parecido es muy diferente.
Por eso yo no quiero otro amor. Me niego a ser 'otro' más de alguien. Y querer,
sé lo que quiero. Te quiero a ti. Porque no hay otro amor que me gusta más que
el que vienes, a cuentagotas a darme.
Cuando vienes huyendo del que te dieron con anterioridad.
Te quiero si vas a querer lo mismo que yo. Buscar eso que siempre quisimos, que
siempre nos exigimos. Otro Nuestro amor.
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Escribe bonito...