jueves, 7 de enero de 2016

Las formas y el fondo


Yo creo que se nos ha olvidado amar lo que queremos. Y no, no me convenzan de que es lo mismo. No lo es. Es como decir que capricho es lo mismo que amor constante. O que casualidad es lo mismo que intención. No amamos lo que queremos. Y como vivimos en un espacio temporal, al final, el tiempo dice querer lo que algún día amamos. Con lo cual y resumiendo el juego de palabras, nos queremos mal. Nos amamos, cada vez, peor.

Empezando por uno mismo, ya no sabemos ni lo que queremos. Pero ni para nosotros mismos. Nos cansamos. Y no hay mejor verbo que lo defina. Nos cansamos de todo. Y de todos. Casi todas las relaciones son furtivas. Lo que yo llamo 'las relaciones del efecto 2001'. Mil besos, mil caricias, una pelea y si te he visto, y déjalo bien escrito en tu red social, no me acuerdo.

Y ahí es donde entra las formas. La forma que tenemos de hacer las cosas. Nos encantan las palabras, los hechos, las acciones. Nos encanta ser protagonistas de algo, el motivo de no se quién. Que las rosas sean rojas, los buenos días por la mañana, los regalos del primer aniversario, las fotos de las vacaciones en la costa, las primeras entradas del concierto de yo no sé quién. Y se debe a que nos gusta lucir. Ha llegado el postureo amor-al. (Y nunca mejor dicho).

Parece o da la mala sensación de que lo que gusta es lucirse las formas. Cuando en realidad lo que debe de importar es el fondo. Que da igual de qué colores sean las rosas. Que no importa si hicieron fotos en el viaje o no. Que da igual si no dio tiempo a envolver los regalos o incluso a comprarlos pues si el fondo era convencer de que te amo, la forma poco debe importar.

Partiendo de la base de que no todo vale, como se llegue a la intención debe de dar igual. Lo importante es el fondo. Que te hagan cada mimo porque te aman y no porque quieran un amor a contra-reembolso, con tarjeta de crédito o con la tarjeta del corteinglés. Que te quiera esa 'estartalá' que todo le sale mal pero que lo hace. Esa de moño despeinado y sudadera de pijama que te espera en casa pa' darte dos besos sin justificación más allá del mero hecho de amar. Que si te pinta un dibujo con garabatos sea porque quiere hacerte sonreír y no porque tenga que ser el mejor dibujo de tu red social.

Que si se quiere, que se ame, coño. Que no es tan difícil, en el fondo...

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